Best Coast – Crazy for You

Los 28 minutos que dura Crazy for You (2010), el primer LP de la banda de Bethany Constantino y Bobb Bruno son un rayo de pop directo a tu corazón. Doce cortes llenos de melodías brillantes, baterías gordas y guitarras guarronas que en apenas un par de minutos te sacuden y se terminan.  

Después de este debut glorioso el grupo ha seguido sacando discos que se escuchan con agrado y siempre traen singles bonitos, aunque ninguno me ha resultado tan chispeante como este caramelo bañado en un océano de reverb lo-fi.

¿Por qué es un disco de verano?

Nunca he estado en Los Ángeles, pero dicen que allí todo el año hace un sol de la hostia. Best Coast son de esa ciudad, y supongo que eso ayuda a que su música suene a gozar de la vida en espacios abiertos y luminosos. Además en sus vídeos siempre aparecen playas, sol y palmeras. En fin: al igual que The Beach Boys, la música de Best Coast surge del epicentro verano interminable. 

Por qué lo he escogido

Para bastante gente, las canciones sencillas, divertidas y pegadizas son productos deleznables; meros artículos comerciales carentes de alma, concebidos para que se consuman de forma atropellada y caigan en el olvido lo antes posible. Y lo peor es que, según ellos, esta música condena a sus oyentes a un inevitable calvario estupidez y alienación.  

A mí esto me parece una tontada de amargado. Estoy totalmente de acuerdo con Valero Sanmartín cuando dice

Si os apasiona la música pero estáis faltos de talento musical, siempre podréis dedicaros a tocar jazz. Porque no todo el mundo puede escribir buenas canciones, pero, con práctica, cualquiera las puede hacer complicadas.

-SANMARTIN, Valero, Jo només il·lumino la catalana terra. Ed. Malesherbes, 2020.

La magia del pop reside en su capacidad para generar artefactos con los que cualquiera pueda disfrutar.  Estos se enganchan a tu vida durante unos días, unas semanas o unos meses y, una vez que se agota esta satisfacción efímera, dan paso sin mayor trauma a la siguiente bomba de emociones. Con su primer LP, Best Coast dieron con la fórmula para hacer funcionar esa magia del pop. Sus canciones son sencillas, sin estructuras demasiado complicadas, sin alardes en la ejecución y sin arreglos revolucionarios. Sus letras tratan temas supuestamente bobos: ligar, enamorarse ciegamente, dejarse llevar por el deseo de estar con chicos bajo el sol de la costa de California.

¿Bobadas? ¿Frivolidades? Cuando apareció Crazy for You me quedé enganchadísimo. Durante semanas no fui capaz de escuchar otra cosa (bueno, creo recordar que a medida que pasaban los días empecé a combinarlo con el Cry Out Loud de Las Robertas, que apareció no mucho más tarde). Así que terminé por aprenderme de memoria todo lo que suena ahí. Y desde entonces esas canciones son como un refugio en el que puedo encerrarme para deshacer los nudos de mi alma cuando las cosas se complican demasiado 

Porque al final, más allá de todo, lo que importa en la vida adulta es acercarse todo lo posible a una felicidad que no he encontrado en muchos sitios más que en el vídeo de When I’m With You: la que sientes cuando no hay más que hacer que pasarse el día en la orilla del mar jugando con tu novio Ronald McDonald. 

 

The Beach Boys – Summer Days (and Summer Nights!!)

El noveno álbum de los hermanos Wilson se publicó en 1965, es decir, un año antes del omnipresente Pet Sounds. Así que podría decirse que Summer Days (and Summer Nights!!) se grabó en plena transición entre la arrolladora colección de hits instantáneos sobre surf, chicas y coches que fueros los primeros años de The Beach Boys y la sublimación psicodélica en la que entró la música de la banda tan solo unos meses más tarde.  

¿Por qué es un disco de verano?

Por el título. Por la portada. Por el nombre del grupo. Por todo. A ver, que en la discografía de The Beach Boys incluso los discos de villancicos suenan veraniegos. No voy a perder el tiempo en explicar algo así. 

¿Por qué he escogido este disco?

Los veranos de mi infancia consistieron en su mayor parte en pasarme el día en la playa o dando vueltas con la bici, comer helados y echar las tardes en los recreativos. Además, entre los 10 y los 12 años recuerdo que también escuché de forma compulsiva un recopilatorio de Grandes Éxitos de los Beach Boys. Es posible que aquellas rigurosas audiciones dejaran mi mente una impronta gracias a la cual escuchar canciones de esta banda me produce una satisfacción inmediata solo a la altura de otros irrefrenables placeres estivales como pasarme el día en pantalón corto, ver un episodio de Verano Azul o comer una ensaladilla rusa. 

Durante los últimos años este Summer Days (and Summer Nights!!) ha sido el LP suyo que más he escuchado. Lo bueno que tiene un grupo con una discografía tan grandiosa como la suya es que siempre hay material buenísimo por descubrir. Y la colección de canciones de este disco es, una vez más, increíble. Por aquí están dos de los singles clásicos del grupo (Help Me, Rhonda y California Girls), y algunas otras que podían haberlo sido igualmente (ojo con Salt Lake City, una canción sobre ligues en la capital del mundo mormón). Me llama mucho la atención   

Then I Kissed Her en la que queda bien a la vista la obsesión del grupo con el sonido Phil Spector. Y a día de hoy mi favorita del disco es Amusement Parks U.S.A., con una letra chorra un parque de atracciones que, acompañada por una locución psicótica (hurry, hurry, hurry folks, it’s only a dime…), eleva la experiencia mundana de pasar un día en las ferias hasta niveles místicos. 

En el conjunto solo me sobra I’m Bugged At My Ol’ Man, pero tampoco me voy a quejar por un tema que apenas dura 2 minutos y 16 segundos. El resto de las 11 canciones son para mí una inyección de luz y alegría de vivir. 

Llegó el verano

Se acabaron las clases, hace un tiempo buenísimo, así que no hay otro plan para los próximos tres meses que gozar y enamorarse. Bueno, o algo parecido. Cada año, durante la segunda mitad de la primavera dejo el blog abandonadísimo: el exceso de trabajo y la falta de tiempo libre hacen que no pueda consumir cosas interesantes que comentar y que me quede poco espacio mental para que se me ocurran cosas que contar con un mínimo de gracia. Pero ahora que todo eso está terminando toca crear pila de contenidos nuevos con los que hacer que Spam de Autor vuelva a la vida. 

Mi proyecto para mantener vivo el blog durante este verano es hacer una colección de discos de verano; discos que, dado que están vinculados a lo mejor del año, yo creo que pueden considerarse los mejores del mundo. Al menos si se escuchan durante el verano. 

No quiero complicarme demasiado, así que pretendo seguir un esquema fijo: 

  1. Información básica: breve comentario sobre los créditos o el contexto del álbum. 
  2. ¿Qué es lo que hace que lo considere un disco de verano?
  3. ¿Qué tiene que ver ese disco conmigo? ¿Por qué es importante para mí? 

Hay que tener en cuenta que, si el verano es la mejor estación del año, los discos de verano tienen muchas posibilidades de estar entre los mejores discos del mundo. Así que podéis estar seguros de que el blog se llenará de cosas grandiosas. 


Por cierto, este Serotonine de Girl in Red me parece que podría ser una gran canción para poner banda sonora a este verano que empieza, ¿no?

Europa. Una letanía – Blixa Bargeld

Publicado originalmente en 2009 y editado en castellano en 2018 por la Editorial Hurtado & Ortega, este Europa: Una letanía es una especie de diario de la gira con la que Einstürzende Neubauten recorrieron el continente de punta a punta durante el año 2008. Hace unos meses este libro cayó en mis manos, así que ya estaba tardando más de la cuenta en comentarlo en este blog. 

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Crock of Gold, Shane MacGowan y Julien Temple

Hace un par de semanas se estrenó en salas de cine Crock of Gold, el documental dirigido por Julien Temple sobre Shane MacGowan. Por si alguno no entiende de qué va esto, Julien Temple es una de las personas que mejor rueda cosas sobre música popular (hace muchos años ya comenté algo sobre él por aquí), y a Shane Macgowan se le recuerda por haber sido la voz cazallera al frente de The Pogues, por tener una de las dentaduras más complicadas del mundo, y por haber mantenido durante décadas un nivel de alcoholismo alarmante incluso dentro de los ya de por sí exagerados estándares del mundo del rock. Bueno, pues me ha parecido una película soberbia, así que aprovecho para explicar algunas cosas destacables en ella.  

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Señores del Caos y Jonas Åkerlund

Pues sí: existe una película sobre los inicios del Black Metal noruego. Se titula Señores del Caos, la dirigió Jonas Åkerlund y se estrenó en 2018. Por el motivo que sea no ha gozado de na repercusión tan amplia como otras pelis musicales que se han estrenado en los últimos años (aunque tampoco es que el BM dé pie a historias reconfortantes como las de Queen o Elton John), pero una vez vista reconozco que me ha gustado bastante más de lo que esperaba. Además, mientras buscaba información sobre su director he descubierto algunas informaciones de lo más sorprendente. Así que entre una cosa y la otra ya tengo material para llenar un bonito post. 

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Loco 2: Cómo llevar un estudio de grabación y no morir en el intento

La expansión de la oferta de literatura musical en castellano es evidente. Hace no tanto las librerías apenas vendías tomos sobre Bob Dylan, biografías sencillotas de artistas populares y recopilaciones de letras de canciones. Y resulta que en 2020 ya ha aparecido el segundo volumen de Loco (Hurtado & Ortega Editores), donde el propio Paco Loco repasa su trabajo como productor musical. Vamos, que ya incluso se publican biografías de técnicos de sonido. 

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¿Pequeña edad de oro del pop montañés?

Aiko el grupoMalamute y Los Estanques. Estas tres bandas tienen en común que tienen orígenes cántabros (aunque a día de hoy las tres operan desde Madrid), que trabajan con sellos con capacidad de difusión a nivel estatal, que llevan trayectorias relativamente breves y sus componentes son tirando a jóvenes, y que a lo largo de los últimos meses han publicado música excepcional. Bueno, y también que la pandemia les  ha puesto una zancadilla que de momento ha impedido que presenten en vivo su música tal y como se merece.

Aquellos que estéis al día de lo que se mueve en la música de Cantabria supongo que ya conocéis de sobra todo esto que comento. Pero los de fuera posiblemente no, y para vosotros va este post. Quizás opinéis que calificar de Edad de Oro a que tres grupos hayan publicado en un mismo año es una exageración de las gordas. Sin embargo, dentro de la idiosincrasia de un lugar como Cantabria -pequeño, hermético, devoto por lo rancio y con serias dificultades para aceptar cambios generacionales- una coincidencia así es prácticamente un hito histórico.  

Y ya si en el mismo período también hay novedades por parte de otros ilustres montañeses en el exilio como son Betacam y Andrea Galaxina, sería delito no dedicarles un espacio en el blog.

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Muletrain: Dios salve al rock de estadio

Allá por 2006 el grupo madrileño Muletrain metió sus trastos en la furgoneta y se echó a la carretera. Durante dos semanas se dedicaron a tocar por Francia y Alemania, y mucho de lo que les fue sucediendo quedó registrado en un documental titulado Dios salve al rock de estadio. El que tenga ganas de echarlo un ojo puede encontrarlo completo en Youtube. Y el que quiera leer lo que yo cuento sobre el documental y el grupo, que pase directamente al siguiente párrafo. 

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Dietario de cómics (y III)

En el que no sin cierta desgana dedico unas líneas a comentar una vieja adaptación de El Hobbit, El hijo del diablo de Hideshi Hino, Rusty Brown del gran Chris Ware, Blacksad de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido,y Sensor de mi adorado Junji Ito, y de paso suelto otras movidas que me van llegando a la cabeza. 


De vez en cuando, en momentos en los que tengo el blog demasiado parado, recurro a estos posts de repaso de lecturas de cómics. En condiciones normales, redactar textos de este tipo suele ser una manera rápida y sencilla de no oxidarme, generar contenidos y mantener un mínimo ritmo de publicaciones. Sin embargo, hay ocasiones en que se me atasca todo y escribir estas reseñas se convierte algo lento y penoso. Y eso mismo ha sucedido mientras le daba vueltas a este post.

Desanima bastante hablar sobre cosas que terminé de leer hace meses, y que en su momento ya me dieron un poco igual. Y también darme cuenta de que no dispongo del tiempo que hace falta si quiero preparar unas reseñas dotadas de un mínimo de interés. Y notar que leo nuevos cómics a un ritmo bastante más ágil que el que llevo al redactar viejas reseñas. Y sentir que no estoy redactando posts frescos que se me van ocurriendo porque no encuentro la manera de terminar los de los cómics…

En fin, que con este post zanjo ya esta serie de Dietarios de Cómics. Voy con ello.

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