Adiós, 2021

Ya se acabó. Según Last.fm, los discos de la imagen de arriba son los que más escuché durante los últimos doce meses. Me vi en concierto a Maria Arnal i Marcel Bagès, a Califato 3/4, a Za!, a Maika Makovski y a Renaldo i Clara. Después de meses y meses de confinamientos, allá por el mes de mayo pensé que conseguiría ir a muchos conciertos más, pero al final todo volvió a complicarse y la cosa no dio para más. Y aquí abajo dejo una playlist con canciones que me gustaron y que escuché mucho durante el año.

Fui al cine a ver «Titane» y a ver «Crock of Gold«. Y cayeron unas cuantas pelis más, pero nada que ver con los tiempos en que podía verme medio centenar de estrenos al año. Y con las series ando parecido: he disfrutado muchísimo con el episodio de «Lovers Rock» de la serie «Small Axe» y estoy encantado con «Succession«, pero no tengo mucho más que aportar. Supongo que me he tirado tanto tiempo enfrascado en el Zelda: Breath of the Wild y con algún videojuego más que ya he cubierto de sobra el tiempo que podía pasar fisgando en una pantalla.

Leí algunas novelas bonitas («Panza de burro» de Andrea Abreu, «Revancha» de Kiko Amat, «Piso compartido» de Ana Flecha, «Últimas tardes con Teresa de Jesús» de Cristina Morales…) y algún ensayo chulo («Toma de tierra» de Bruno Galindo, y alguno más que no tengo a mano ahora que no estoy en mi casa). Pero, igual que el año pasado, tengo la sensación de que la mayoría de los libros que caen en mis manos son unos tostones que me han dado un poco igual, y que haya echado unas horas de mi vida perdido entre sus páginas no es motivo suficiente para escribir por aquí lo poco que me han importado.

Y en cuanto a cómics nuevos, me han gustado mucho «Para los míos» de Juanjo Sáez, el segundo tomo de «Demencia 21» de Shintaro Kago o «Tonta» de Jaime Hernández. El resto de cosas guays que he leído han sido cosas más viejas y/o manga de terror. A ver si algún día me curro algún post de resumen de cómics y cuento un poco más sobre lo que me gusta y lo que no de lo que llega a mis manos.

Y no se me ocurre más que contar sobre el año pasado.

Muletrain: Dios salve al rock de estadio

Allá por 2006 el grupo madrileño Muletrain metió sus trastos en la furgoneta y se echó a la carretera. Durante dos semanas se dedicaron a tocar por Francia y Alemania, y mucho de lo que les fue sucediendo quedó registrado en un documental titulado Dios salve al rock de estadio. El que tenga ganas de echarlo un ojo puede encontrarlo completo en Youtube. Y el que quiera leer lo que yo cuento sobre el documental y el grupo, que pase directamente al siguiente párrafo. 

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Resumen del 2020 contado por Charlie XCX

Después de diez meses de hablar a todas horas sobre lo que es y lo que deja de ser el 2020, me da una pereza tremenda pensar en resúmenes de lo mejor del año y este tipo de historias. Total, tampoco tengo tanto que contar: me he pasado semanas y semanas encerrado en casa, apenas he visto películas enteras, casi todas las series y los cómics decentes que han caído tienen su propio post en el blog, y la mayoría de los libros que he leído han sido meros pasatiempos que en el fondo me han dado un poco igual.

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Diario del (primer) confinamiento

Hace dos meses redacté un borrador con comentarios sobre cosas que me habían mantenido ocupado ocupado durante el confinamiento. Me senté a escribirlo justo cuando pensaba que iba a arrancar la presunta vuelta a la normalidad, y mi intención entonces era que saliera publicado un par de días más tarde. Por desgracia, los meses de mayo y junio trajeron una avalancha de trabajo que me dejó sin tiempo para tonterías, así que el texto quedó aparcado en la memoria de mi ordenador. 

El caso es que mientras preparaba el post del otro día me topé con ese borrador. Y, madre mía, lo estoy releyendo y parece como si hubieran pasado años desde que lo escribí. Todo aquello me resulta ya completamente ajeno. De hecho, ayer comenzó la desescalada de mi segundo período de confinamiento, y esta vez me resultaría imposible escribir un texto así, porque en las últimas semanas apenas he logrado hacer nada digno de recordar. Es como si toda mi paciencia para sobrevivir sin una vida social sana se hubiera agotado entonces. 

Así que para despedir este segundo confinamiento hoy recupero aquellas memorias del primer encierro. Qué tiempos estos tan extraños, en los que uno acaba por sentir nostalgia hasta de tiempos en los que no se vivió ninguna cosa digna de ser recordada.

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