¿Pequeña edad de oro del pop montañés?

Aiko el grupoMalamute y Los Estanques. Estas tres bandas tienen en común que tienen orígenes cántabros (aunque a día de hoy las tres operan desde Madrid), que trabajan con sellos con capacidad de difusión a nivel estatal, que llevan trayectorias relativamente breves y sus componentes son tirando a jóvenes, y que a lo largo de los últimos meses han publicado música excepcional. Bueno, y también que la pandemia les  ha puesto una zancadilla que de momento ha impedido que presenten en vivo su música tal y como se merece.

Aquellos que estéis al día de lo que se mueve en la música de Cantabria supongo que ya conocéis de sobra todo esto que comento. Pero los de fuera posiblemente no, y para vosotros va este post. Quizás opinéis que calificar de Edad de Oro a que tres grupos hayan publicado en un mismo año es una exageración de las gordas. Sin embargo, dentro de la idiosincrasia de un lugar como Cantabria -pequeño, hermético, devoto por lo rancio y con serias dificultades para aceptar cambios generacionales- una coincidencia así es prácticamente un hito histórico.  

Y ya si en el mismo período también hay novedades por parte de otros ilustres montañeses en el exilio como son Betacam y Andrea Galaxina, sería delito no dedicarles un espacio en el blog.

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Muletrain: Dios salve al rock de estadio

Allá por 2006 el grupo madrileño Muletrain metió sus trastos en la furgoneta y se echó a la carretera. Durante dos semanas se dedicaron a tocar por Francia y Alemania, y mucho de lo que les fue sucediendo quedó registrado en un documental titulado Dios salve al rock de estadio. El que tenga ganas de echarlo un ojo puede encontrarlo completo en Youtube. Y el que quiera leer lo que yo cuento sobre el documental y el grupo, que pase directamente al siguiente párrafo. 

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Dietario de cómics (y III)

En el que no sin cierta desgana dedico unas líneas a comentar una vieja adaptación de El Hobbit, El hijo del diablo de Hideshi Hino, Rusty Brown del gran Chris Ware, Blacksad de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido,y Sensor de mi adorado Junji Ito, y de paso suelto otras movidas que me van llegando a la cabeza. 


De vez en cuando, en momentos en los que tengo el blog demasiado parado, recurro a estos posts de repaso de lecturas de cómics. En condiciones normales, redactar textos de este tipo suele ser una manera rápida y sencilla de no oxidarme, generar contenidos y mantener un mínimo ritmo de publicaciones. Sin embargo, hay ocasiones en que se me atasca todo y escribir estas reseñas se convierte algo lento y penoso. Y eso mismo ha sucedido mientras le daba vueltas a este post.

Desanima bastante hablar sobre cosas que terminé de leer hace meses, y que en su momento ya me dieron un poco igual. Y también darme cuenta de que no dispongo del tiempo que hace falta si quiero preparar unas reseñas dotadas de un mínimo de interés. Y notar que leo nuevos cómics a un ritmo bastante más ágil que el que llevo al redactar viejas reseñas. Y sentir que no estoy redactando posts frescos que se me van ocurriendo porque no encuentro la manera de terminar los de los cómics…

En fin, que con este post zanjo ya esta serie de Dietarios de Cómics. Voy con ello.

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Paris Is Burning

Paris Is Burning es el título de un documental dirigido por Jennie Livingston que retrata la comunidad de gays y transexuales negros y latinos del barrio neoyorkino de Harlem a finales de la década de 1980. La película se estrenó en 1991, recibió los parabienes de parte de la crítica y cosechó un puñado de premios internacionales. Yo había oído comentarios sobre ella en infinidad de ocasiones, pero no he llegado a verla hasta que hace unos días descubrí que se puede encontrar en Youtube, enterita y con subtítulos en castellano. Y me ha gustado tanto que voy a dedicarle este post. 

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Resumen del 2020 contado por Charlie XCX

Después de diez meses de hablar a todas horas sobre lo que es y lo que deja de ser el 2020, me da una pereza tremenda pensar en resúmenes de lo mejor del año y este tipo de historias. Total, tampoco tengo tanto que contar: me he pasado semanas y semanas encerrado en casa, apenas he visto películas enteras, casi todas las series y los cómics decentes que han caído tienen su propio post en el blog, y la mayoría de los libros que he leído han sido meros pasatiempos que en el fondo me han dado un poco igual.

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El arte de pasear: How To with John Wilson.

El 1 de diciembre se estrenó el último episodio de How to with John Wilson, una miniserie de HBO que me ha brindado algunos de los minutos de televisión más sorprendentes que he visto en este infausto 2020. Buena parte de sus imágenes reflejan lo que John Wilson se encuentra por la calle mientras se pega sus buenos paseos. Y, dado que yo también practico de manera activa el andar por andar y el quedarme mirando cualquier cosa, aprovecharé el post sobre la serie para hablar sobre paseos y paseantes.

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Dietario de cómics (II)

Hace unas semanas me hice una cuenta en Reddit, y uno de los primeros subreddits a los que me subscribí fue /graphicnovels. Supuse que ahí los usuarios estarían comentando novedades editoriales interesantes que van apareciendo en los mercados guiris, para así estar al día y anticiparme a los lanzamientos en castellano. Bueno, pues va a ser que no. Los participantes se limitan a colgar fotos de sus colecciones particulares o de sus adquisiciones más recientes. Y en ambos casos estas muestran montañas de reediciones integrales de clásicos -V de Vendetta, Watchmen, Sandman, Akira, Agujero Negro, o alguna saga clásica de Marvel o DC-, que viene a ser justo lo primero que se encuentra uno cuando se acerca a la sección de cómics de la Fnac, Casa del Libro, El Corte Inglés o cualquier otra cadena de librerías random. 

De esta forma, el subforo funciona casi como un folleto publicitario de cualquier gran editorial. Todo el mundo postea mensajes idénticos, como si se hubieran convertido en bots involuntarios que solo saben esparcir lo que en cualquier otro contexto sería calificados como spam puro y duro. Yo buscaba un lugar donde charlar sobre las alegrías y las penas que proporciona la lectura de historietas, y aquí encuentro que no hay ninguna conversación posible: prácticamente lo único que diferencia una imagen de otra es el color de la estantería.

En fin, mi moraleja de hoy es la misma que utilizo siempre para casi todo: no utilicéis internet para convertir la vida en algo aún más gris y aburrido de lo que ya es. Y, dicho esto, paso ya a lo importante, que es comentar algunas cosillas sobre Tarde en McBurger’s de Ana Galvañ, El procés explicat als idiotes de Roger Peláez, y la revista Voltio


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Dietario de cómics (I)

Esta tarde estaba fisgando las novedades de la Llibreria Caselles cuando un cliente se ha dirigido al mostrador y ha preguntado por los dietarios que estaban a la venta. Los dependientes, después de consultarse entre ellos, le han contestado amablemente que no tenían ni idea de lo que era un dietario. Como la posterior explicación del cliente ha sido bastante confusa, nadie ha conseguido entender exactamente qué es lo que estaba buscando, así que se ha marchado con las manos vacías. 

Yo tampoco tenía ni idea de qué era un dietario, y la verdad es que la pertinente búsqueda en el diccionario de la RAE tampoco ha terminado de disipar mis dudas. Pero la palabra me ha resultado bonita, así que he decidido meterla en el título de esta serie de posts en los que voy a comentar algunos cómics que he leído últimamente. Para empezar, hoy voy a contar algunas cosas sobre Dance! Kremlin Palace y el primer volumen de Dementia 21 de Shintaro Kago, la edición integral de Isacc el Pirata de Christophe Blain, y Repentless, el cómic del grupo Slayer


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Algunas notas sobre High Score

El 19 de agosto se estrenó en Netflix High Score: el mundo de los videojuegosEsta docuserie narra la historia de los videojuegos clásicos y presenta a los mismísimos visionarios que dieron vida a estos mundos y a sus personajes, según reza la presentación en la plataforma. Vistos del tirón los seis episodios (gracias, ALSA, por estas palizas de viajes en autobús), no he encontrado motivos para la alegría. Más bien me ha parecido un producto pobre y desaborido, una de esas cosas que aportan tan poco que por norma general ni me molesto en comentar por aquí.

El caso es que ya llevaba unas semanas pensando en sacar algún post a modo de colleja hacia youtubers, bloggers y locutores de podcast especialiados en retrogaming que, a pesar de que atesoran decenas de miles de seguidores, continúan arrastrando una clamorosa dejadez en sus guiones y en su puesta en escena, como si no les importara dar la impresión de que nunca tienen nada importante que contar. Pero es que Netflix, a pesar de que dispone de todos los medios del mundo, ha montado un estropicio de serie que tampoco deja claro a dónde quiere llegar.

Por eso, hoy envío un abrazo fuerte a todos aquellos que publican vídeos y podcast en los que al menos demuestran pasión por echar unas partidillas y comentarlo entre amiguetes, que al final es de lo que trata todo esto. Y dedico este post a repasar algunos detalles que aparecen en High Score que no viene a cuento incluir en una historia de los videojuegos, y también otras cosas que no viene a cuento colar en documental de ningún tipo.

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