Mis discos favoritos de 1978

Este post trata exactamente sobre lo que pone en el título: hacer una lista de los LPs que más me gustan de cuantos salieron publicados en el año de mi nacimiento, que fue 1978. No hay más misterio.

El método para elaborar esta lista ha sido sencillo: he puesto a buscar en google «discos publicados en 1978», he mirado los resultados y he copiado los que me gustan de verdad, que son cerca de una treintena. No hay más criterio que este. De hecho, a la hora de meterlos al post no me he molestado en ordenarlos por preferencia, por género ni por letra del alfabeto: según iba tomando nota los iba metiendo a la lista. No tengo dudas de que este es uno de los posts más bobos que han salido en Spam de Autor. Si no lo veis claro, ni os molestéis en continuar leyendo.

Aquí hay mucho guitarreo y sobre todo mucho punk, algo normal en ese año. No hay muchas mujeres en la lista, pero es que entonces el rock era cosa de machos, y apenas hay discos españoles, pero es que supongo que 1978 fue un año tontón en el que los músicos que me molan debieron de dedicarse a cosas mejores. En cualquier caso, todo lo que ha entrado en la lista es excelente.

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Rastros de Carmín de Greil Marcus, los fantasmas del pasado y la cara más aburrida del punk

El 23 de julio de 2020 me hice con un ejemplar de Rastros de Carmín: La historia secreta del siglo XX de Greil Marcus, un clásico de la literatura sobre el movimiento punk, publicado originalmente en inglés en 1989 y reeditado en 2019 por la Editorial Anagrama. Recuerdo la fecha exacta en que lo compré porque aquel día se celebró en Cataluña un pequeño Sant Jordi, después de que la pandemia COVID19 obligara a cancelar la fiesta mayor de los libros en el mes de abril.

Rastros de Carmín analiza el fenómeno punk no como una mera manifestación musical, sino como un fenómeno mucho más amplio, cuyo común denominador es el ejercicio de una subversión cultural extrema como medio a través del cual se pretendían alcanzar transformaciones sociales de profundo calado. Un texto así tenía su post reservado en Spam de Autor desde el momento en que cayó en mis manos. Sin embargo, me ha llevado más de un año publicar esta entrada del blog. No sé cuántas veces he abandonado la lectura a la mitad por puro tedio, ni cuántas he aparcado la redacción de este post por no encontrar nada interesante que contar sobre un ladrillo de este calibre.

En fin: no os hacéis a la idea del alivio que me queda ahora que me he quitado de encima este marrón. 

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Viva el internet

¿No lo has oído? Internet se está corrompiendo. Ya no es el paraíso de libertad y cooperación entre colegas que encontraste la primera vez que te conectaste a la red. Cada día que pasa se parece más a los guiones de Black Mirror: solo suceden cosas malísimas que si las miras fijamente te convierten en peor persona (más concretamente en gamer supremacistaincel negacionista terfa rojiparda) y, en cuanto te descuidas te roban la contraseña de la cuenta del banco.

Parece como si últimamente todo el mundo estuviera muy preocupado por este asunto. Pero lo cierto es que no hay tanta gente que lo esté. De hecho, la mayoría de  los comentarios que encuentro en este sentido llegan desde usuarios que pasan buena parte de su tiempo conectados a la red. Y, generalmente, están ahí de forma voluntaria: emplean su tiempo libre en entrar a internet para quejarse de internet.

Que algo de esto malo sí que hay. De hecho me desanima bastante encontrar todo lleno de clickbaits con menos gancho que un tocomochocontenidos anodinos aunque correctamente optimizados al gusto del algoritmo de turnotrolls feosbots malísimoscolumnistas perogrulleros y tertulianos de baja estofa. Pero no me gusta olvidar que internet es un entorno lleno de personas divertidas y creativas que se dedican a hacer cosas guays que no solo entretienen, sino que muchas veces consiguen que la vida de la comunidad internáutica sea un poquito más agradable. Al fin y al cabo yo también soy la gente, y tú que tanto te quejas también eres la gente

Así que si solo eres capaz de encontrar cosas feas y gente mala, a lo mejor es que no lo estás utilizando nada bien. O a lo mejor es que la mala gente eres tú.

Por eso voy a dejar por aquí unos pocos tips rapidines para recordarme a mí mismo que no merece la pena amargarse cada vez que te cruzas con un idiota por internet.

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