Tres librillos autobiográficos

Suelo acercarme con recelo a las obras que llevan la etiqueta “autobiográfico”. La experiencia me enseña que suelen albergar las confesiones menos memorables de personajes que tienen el ego bien hinchado pero carecen de la menor mano para contar una anécdota con gracia. Por fortuna, a veces encuentro excepciones como “Marrón”, de Rocío Quillahuamán, Cien años de Mendigram: la gran historia del influ-realismo mágico”, de Lorena Macías y Un brindis por San Martiniano”, por Albert Serra. Se trata de tres libros breves (el más largo apenas roza las 200 páginas), están escritos con mucho sentido del humor, y presentan ideas y reflexiones cuyo interés va mucho más lejos que el mero cotilleo de intimidades y miserias. En fin: me han gustado bastante, y por eso esta entrada del blog habla sobre ellos. 

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