«Macrofestivales» y «The Young Team». Lo que viene después del subidón.

¿El libro musical en castellano más importante del año? Yo creo que “Macrofestivales: el agujero negro de la música” (Ed. Península, 2023) de Nando Cruz lo es. Se trata de un demoledor análisis de los grandes eventos que copan el panorama musical español, inédito en el panorama periodístico en castellano tanto por la temática como por el alcance de las críticas que planteas. Casualmente este libro ha coincidido en mi pila de lecturas con “The Young Team” de Graeme Armstrong, una extraordinaria novela sobre la juventud en los barrios obreros de Escocia en cuyas páginas he encontrado algún que otro punto en común con el libro de Nando Cruz. Y en los próximos párrafos voy a comentar un poco sobre todo esto.

A lo largo de las últimas décadas, a medida que los grandes festivales se han ido extendiendo por toda la geografía española, han ido surgiendo opiniones críticas con distintos aspectos de este modelo de negocio musical. Estos macroeventos provocan agotamiento en el circuito de la música en directo, ayudan al desmantelamiento de las escenas musicales locales, estimulan la proliferación de trapicheos y corruptelas varias con las administraciones públicas, imponen un modelo de negocio propio de turbocapitalismo hipermercantilizado… Según estas voces, semejante degradación de la vida cultural se sostiene, entre otros factores, gracias a la explotación económica pero también emocional del espectador. Bueno, hablo de voces en tercera persona, pero yo mismo he ido publicando algún texto sobre este asunto. De hecho alguno tiene ya, ostras, ¡quince años!

En cualquier caso, Nando Cruz es una de los periodistas que más empeño ha puesto en plantear estas críticas, tanto en prensa escrita como en radio. Y este “Macrofestivales” viene a compilar, reorganizar y afilar estas ideas que lleva años exponiendo. Una vez leído su libro reconozco que mucho de lo que cuenta sobre los festivales lo he visto o lo he vivido como empleado, como reportero acreditado o como simple espectador. Vamos, que soy perfectamente consciente de que un festival es un entorno en el que se pueden vivir grandes gozos, pero en el que también aparecen buenos desastres. 

El tono «Macrofestivales» es un tanto apocalíptico: para Cruz estos eventos, como los agujeros negros del subtítulo del libro, atrapan toda la energía positiva y la luz. Es como si en su órbita no hubiera ningún resquicio por el que pudiera escapar la alegría. Pero durante muchos años de mi vida a música en directo ha funcionado como un asidero que hacía que mereciera la pena seguir vivo. Por ello este libro ha hecho que me plantee un par de cuestiones para las que creo que no tengo repuesta. ¿El goce que puede proporcionar la experiencia festivalera llega a compensar el resto de atropellos que suceden en ese entorno? ¿La gente de mi generación habríamos encontrado otra vía de escape tan sólida de la triste realidad como la que hemos encontrado en muchos festivales de música?


Hace un par de semanas terminé de leer la novela “The Young Team” (2022, Automática Editorial) de Graeme Armstrong. Se trata de una extraordinario relato sobre jóvenes en barrios obreros de Escocia, bien regado de fútbol, drogas, peleas y música. En fin, un poderosísimo relato sobre la permanente búsqueda del subidón que es la adolescencia, y sobre lo que sucede una vez que ese subidón desaparece.

Algunos pasajes del libro transcurren en grandes eventos de música electrónica: entornos donde los chavales pueden encontrar el éxtasis comunitario, pero que también pueden convertirse en trampas en las que los participantes pueden verse atrapados en situaciones infernales. Efectivamente, como en los macrofestivales de los que llevo un rato hablando.


Me ha parecido encontrar paralelismos entre la resaca del subidón adolescente que plantea el relato de Armstrong y el hastío de los festivales que plantea Nando Cruz. De hecho, uno de los capítulos de “Macrofestivales” se centra en las consecuencias físicas y emocionales que padecen los asistentes cuando regresan a casa tras varios día de música y fiesta a tope. Pero en ambos libros la sensación de resaca, de vacío y de desorientación que viene tras el gran subidón funciona en un plano filosófico. A su manera, cada uno de estos títulos parece fruto del momento de la vida en que físicamente dejas de ser capaz de aguantar el ritmo; en un caso el de los festivales, en el otro el de la via en la calle. Lo que años antes no veías más que como pequeños contratiempos que apenas empañaban el chute vital, llegado un momento de la vida se convierten en barreras que impiden que disfrutes de la experiencia, y que te hacen pensar que lo mejor es no volver a acercarte a un sitio de esos.

«In the middle of the night it feels alright, but then tomorrow morning… then you come down»

«The Young Team» plantea múltiples salidas para esta gran resaca vital. Unas son más felices, otras son terribles. Pero la idea que deja es que el futuro no está escrito, así que, por muy catastrófico que parezca todo, siempre queda algún resquicio para que brote la esperanza. Sin embargo, en el libro de Nando Cruz los macrofestivales son un vórtice de energía negativa que neutraliza y absorbe cualquier otra cosa buena o mala que pille cerca. Este panorama es francamente desalentador.


Desde hace unos años Nando Cruz conduce 10000 Fogueres, un programa de Betevé Radio que hace las veces de agenda musical alternativa al modelo hegemónico. Y durante años ha venido publicando en El Periòdico de Catalunya una serie de artículos sobre ese mismo tema. Tanto en prensa escrita como en radio ha tratado de evitar los grandes eventos gestionados por grandes fondos de inversión o patrocinados por marcas de bebida. En 10000 Fogueres se glosa sobre lo que sucede en fiestas de barrio, en ateneos populares, de las centros autogestionados, en museos o en salas de baile de toda la vida. Ahí ha quedado retratada la resistencia por la supervivencia cultural, una lucha agónica como la de las briznas de hierba que escapan entre las grietas del pavimento. 

La mayoría de estas crónicas aparecen marcados por la alegría espontánea de sus participantes. Y esa alegría es la que he echado de menos en “Macrofestivales”. Reconozco que en varias ocasiones la lectura se me ha atragantado por el pesimismo general que plantea. Apenas se dedican unos pocos párrafos esporádiso a esos espacios para la esperanza sobre los que sí se habla en 10000 Fogueres. Así que, Nando, creo que ahora me debes un libro sobre cómo disfrutar de nuevo de la música más allá de los agujeros negros. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *