Bastante gente afirma no haber dejado nunca un libro a la mitad, o haberlo hecho solo un par de veces. Cada cual lo justifica por un motivo distinto: porque nunca se sabe si lo bueno estará en la última página, porque uno termina todo lo que empieza, porque los libros son demasiado caros como para no disfrutarlos al máximo… Yo he de decir que en esta vida habré dejado decenas (bueno, más bien centenares) de libros sin haber llegado a la última página. Así que hoy escribo este post en defensa del acto de mandar al carajo un libro como demostración de respeto y reverencia a la literatura. Sigue leyendo
Mandar a la mierda un libro
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