El festival BIME Live ha anunciado esta semana una peculiar promoción: aquellos que ya mismo carguen de dinero la pulsera de pago del festival (que no arrancará hasta el día 26 de octubre) tendrán acceso a una camiseta del BBK Live 2017 pagando solo un eurito más. La organización afirma que esto permitirá que los asistentes se ahorren las habituales colas que se forman cuando la multitud trata de canjear dinero nada más acceder al recinto festivalero.
La campaña me parece bastante rancia: a cambio de una camiseta pasada de fecha, Last Tour International (la empresa promotora de este evento) obtiene liquidez que le permitirá adelantar pagos, o simplemente para invertir en cualquier cosa que le proporcione unos días de rentabilidad extra. Y, en cualquier caso, aunque los visitantes eviten las primeras colas, es muy posible que igualmente se topen con largas esperas a la hora de pedir sus consumiciones en la barra.
Con esta jugada, siento que LTI busca hacer negocio a partir del mal servicio que ofrece. La manera más sencilla para agilizar y hacer más amable la atención al público pasaría por contratar más personal, que estuviera mejor formado y que también recibiera mejor sueldo. Sin embargo, se opta por ofrecer la imagen de que las colas, los retrasos y los agobios son inevitables salvo para los sub-VIP que abonen una cantidad extra. E incluso aquellos que abonen ese suplemento recibirán una atención que en cualquier ámbito ajeno al mundo festivalero se consideraría denigrante. Y lo más triste es que la oferta de un mejor servicio lleva implícita la amenaza de que las cosas pueden ponerse mucho peor. Sigue leyendo