Cuando publiqué este post, mi intención era recoger algunos aspectos de la campaña previa al referéndum del 1 de Octubre sobre los que seguramente no habían tenido noticia las gentes que no vivieron el procés desde dentro o que solo lo habían seguido a través de los medios de comunicación. Lo redacté con un tono no sé si decir irónico o cínico. El caso es que pretendía quitar un poco de hierro al asunto a base de humor.
Pocas horas después de publicarlo todo se fue al garete. Agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional se ensañaron con ultraviolencia contra cientos de personas que se dirigían a votar. Cataluña se convirtió en una carnicería. A todo el mundo a mi alrededor se le pasaron las ganas de hacer bromas, y a mí también.
Los días van pasando, y los ánimos siguen jodidos. Y nada me lleva a pensar que en los próximos días vaya a suceder algo que haga sonreír a nadie. En varias ocasiones he estado a punto de borrar este post. Todo cambió demasiado rápido aquel domingo, y al releer el artículo sentía que muchos de mis propios comentarios resultaban incorrectos o estúpidamente frívolos.
Sin embargo, finalmente he decidido dejarlo como estaba. Pienso que merece la pena que este post continúe aquí. Este informe sobre el referéndum y el procés funciona como una página de un diario, más que ningún otro post que haya publicado en este blog. Aquí ha quedado congelada la que era mi visión de las cosas justo antes de que todo se volviera un horror.
Me dan envidia aquellos que se ven capaces de resumir lo que ha sucedido en las últimas semanas en Cataluña en escuetos posts de cinco puntos. A alguno incluso le sobran caracteres de los 140 que hasta ahora cabían en un tuit para explicarlo todo. Yo es que esto lo veo como un lío social de tres pares de cojones. Tendría que contratar más espacio en el servidor si intentara plasmar en este blog todas las cosas que se me ocurren en torno al llamado Procés. Además, me aburre ver a tantos opinadores repitiendo clichés resecos que a fuerza de tanto sobarlos se han convertido en una costra un tanto desagradable. Y ni os cuento lo que me cansa ver a gente sentando cátedra sobre el tema a cientos de kilómetros de aquí. ¿Decís que el asunto se limita a españolistas contra catalanistas? ¡A mí me salen al menos seis grupos de opinión bien diferenciados!
Pero como no quiero dejar que esto pase sin dejar constancia de mucho de lo que he visto y oído, ahí va mi informe No Oficial sobre el tema catalán. Sigue leyendo