Leo el artículo que firma David Remartínez hoy en Vanity Fair titulado Reclamemos la música contra el terror, el que reflexiona sobre el atentado que tuvo lugar el lunes durante el concierto de Ariana Grande en Manchester y reivindica la cultura pop como resistencia al islamismo radical: “defendamos esa conquista de la civilización”. Estoy de acuerdo: la música popular debería funcionar como una herramienta para construir ámbitos de libertad desde los que resistir a la esquizofrenia social que nace del miedo al diferente y que se manifiesta en el integrismo religioso, el fascismo político, la xenofobia y el racismo.
Sin embargo, al mancuniano Morrisey le ha faltado tiempo después del atentado para soltar sus habituales majaderías fachas. Ariana Grande no me gusta. Remartínez reivindica en su artículo a Metallica, quienes en su momento manifestaron que estaban orgullosos de que su música se utilizara como medio de tortura en el campo de concentración de Guantánamo.
Me repele un poco la idea de que la música pop sirva como refugio identitario de habitantes arios de la fortaleza europea. Por eso, aprovecho para poner por aquí un puñado de temazos que representan el pop que siento que es importante defender en 2017. Sigue leyendo