Tres librillos autobiográficos

Suelo acercarme con recelo a las obras que llevan la etiqueta “autobiográfico”. La experiencia me enseña que suelen albergar las confesiones menos memorables de personajes que tienen el ego bien hinchado pero carecen de la menor mano para contar una anécdota con gracia. Por fortuna, a veces encuentro excepciones como “Marrón”, de Rocío Quillahuamán, Cien años de Mendigram: la gran historia del influ-realismo mágico”, de Lorena Macías y Un brindis por San Martiniano”, por Albert Serra. Se trata de tres libros breves (el más largo apenas roza las 200 páginas), están escritos con mucho sentido del humor, y presentan ideas y reflexiones cuyo interés va mucho más lejos que el mero cotilleo de intimidades y miserias. En fin: me han gustado bastante, y por eso esta entrada del blog habla sobre ellos. 

Marrón”, por Rocío Quillahuamán (2023, Blackie Books)

Rocío Quillahuamán, ilustradora, guionista y creadora de contenidos digitales, se dio a conocer en el mundillo de las redes sociales hace algo así como un lustro, cuando sus memes en forma de vídeos animados empezaron a hacerse virales. Pero en “Marrón”, su primer libro, apenas dedica unos pocos párrafos a esta parte de su vida. 

Porque Rocío nació y se crió en un barrio de chabolas en Lima (Perú), y cuando tenía 11 años marchó a vivir a Barcelona junto a su madre y sus hermanas. Y lo que ha hecho en “Marrón” es recopilar recuerdos que abarcan desde su infancia hasta el momento en que redactó el libro; es decir, hasta hace un par de años, cuando parecía que por fin la autora estaba alcanzando una cierta estabilidad personal y profesional. 

El texto de Quillahuamán viene cargado de la ironía y el sarcasmo típicos en sus memes; pero bajo una bonita capa de optimismo asoma una fuerte desazón, que a medida que avanzan las páginas se ve que en buena medida nace del racismo, el clasismo y el machismo que ha experimentado a lo largo de toda su vida. Lo padeció en su escuela limeña, pero también en su instituto de Barcelona. Lo soportaba en el barrio miserable en el que pasó su infancia, pero también en las empresas llenas de pijos para las que ha trabajado en España. En definitiva: “Marrón” entretiene y emociona, pero también denuncia injusticias. 


Cien años de Mendigram: la gran historia del influ-realismo mágico”, por Lorena Macías (2024, Roca Editorial )

Lorena Macías, publicista y creadora de contenidos digitales, abrió durante la pandemia la cuenta de Instagram @hazmeunafotoasí, centrada en hacer mofa y escarnio de lo que sucede en el mundo de los influencers. Su trabajo como Community Manager de un hotel le obligaba a contemplar de cerca las envidias, las malas artes y la inmensa cutrez que reina entre los profesionales de TikTok e Instagram. Entonces, @hazmeunafotoasi se convirtió en su venganza anónima por todas las cochinadas que se veía obligada a soportar. 

Su cuenta pasó a ser una trinchera segura desde la que desenmascarar la farsa que es el mundillo de las estrellas de las redes sociales. Lo que cada usuario ve en la pantalla de su móvil, tal y como lo describe la autora, no es más que un teatro en el que personas sin oficio ni talento tratan de representar sus ridículas fantasías aspiracionales. Y lo peor es que a medida que estos profesionales se van creyendo sus propios delirios de grandeza, van pasando a formar parte del decorado de unos entornos de lujo y glamour en los que ni merecen estar ni tienen la menor idea de cómo desenvolverse. 

Como es de suponer, en un contexto como este las situaciones vergonzantes están a la orden del día. 

Entonces, entre una colección de las más desastrosas anécdotas de famosos y seudofamosos que ha llegado a contemplar, en “Cien años de Mendigram” Macías describe cómo creó esa cuenta y cómo su número de seguidores creció de manera desorbitada. También explica los dilemas que implica ser una antiinfluencer, o anticelebrity, o algo así: alguien cuya condición de celebridad se sostiene sobre su capacidad de dejar en evidencia todo lo que funciona mal entre las Celebrities legítimas. Además, en sus páginas se ofrecen bastantes pistas sobre en qué consiste el oficio del marketing online, sobre cómo obtienen sus ingresos los influencers, cómo funcionan las agencias que gestionan su trabajo, o las penurias que a menudo padecen las celebrities que aparentan una vida idílica. En fin: “Cien años de Mendigram” es un libro que, además de entretener, educa. Así que solo tengo buenas palabras sobre él.


Un brindis por San Martiniano”, por Albert Serra (2023, H&O Editores)

A Albert Serra, nacido y criado en Banyoles, le encargaron leer el pregón de las fiestas de su pueblo en 2022. Él aceptó, y este librillo recoge la transcripción de aquellas palabras. 

En ellas, Serra va recordando vivencias tanto de los años que vivió en el pueblo como los que ha pasado en otros lugares. Esto le lleva a plantear reflexiones sobre el valor superior de lo que sucede en los pueblos frente a lo que acontece en las ciudades, y también sobre la importancia que para él tienen la alegría, el juego y la fiesta dentro de cualquier proceso creativo. 

A día de hoy Albert Serra es reconocido por ser un director de cine alabadísimo por la crítica internacional (ahí queda la cosecha de premios gordos que se han llevado “Pacifiction” (2022) o “Tardes de soledad” (2024)), pero también por ser un un orador lenguaraz, un polemista imprevisible y, en general, una de las voces más inteligentes y divertidas de cuantas he escuchado hablar ante un micrófono en los últimos tiempos. Y esta segunda faceta, la del orador brillante y descarado, es la que prevalece en el pregón de San Martiniano. Porque lo que plantea Serra en este texto es una defensa del valor de lo intrascendente y del gozo a través del disfrute, la amistad y la alegría. Lo autobiográfico queda así reducido a una colección de anécdotas deshilachadas entre las que, de hecho, queda la duda de si serán reales o meros embustes. En cualquier caso, ¿tiene sentido quitarle a un relato el valor que le aporta el sentido de la diversión, si únicamente se hace por respeto a la idea de biografía verídica o verdad seria? ¿Es mejor un libro útil que uno que solo aporta distracción? Desde luego, la respuesta que ofrece en este brindis es que NO. Y supongo que por todas estas cosas el pregón me ha parecido una delicia de lo más sugerente.

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