El 13 de agosto se estrenó en Netflix The Get Down con la intención de convertirse en una de las series del verano (con permiso de Stranger Things, por supuesto). Antes de verla, mi opinión estaba dividida entre mis prejuicios: la serie aborda un tema que me encanta (los orígenes del hip hop a finales de la década de los setenta) pero el proyecto está firmado por de Baz Luhrmann, que es un señor que rueda cosas que me horrorizan. Pues bien, una vez que he terminado los seis episodios de la serie ya no me quedan dudas: me ha parecido floja e incluso irritante. Ojo, que no todo es terrible en The Get Down y que hay algunos detalles dignos de destacar. Solo que hoy no he venido a hablar de esta serie, sino a rescatar algunos otros documentos con los que aproximarse a los primeros momentos del hip hop y que molan mucho más que The Get Down.
- “Getting Up: Hacerse ver. El grafiti metropolitano en Nueva York”. Hace ya cuatro años que publiqué por en el blog una reseña de este libro en el que el periodista Craig Castleman indaga en la cultura del grafiti de finales de los setenta. Los trenes que en la serie pasean sus mensajes por toda la ciudad, los chavales que se intercambian libretas con sus colecciones de firmas, las cuadrillas que se cuelan en lugares imposibles para conseguir hacer la pintada más espectacular, los políticos que hacen suya la bandera electoral de la lucha contra el vandalismo juvenil… todo eso aparece (y mucho mejor explicado) en este gran libro.
- “Style Wars”. Este documental rodado en 1983 también retrata los orígenes de la cultura hip hop en Nueva York, pero lo hace a través del repaso al espíritu competitivo que servía de estímulo a los chavales que practicaban el rap, el grafiti o el break dance, esto es, las tres grandes disciplinas dentro de este movimiento. El documental me parece una joya que también reseñé en su día en el blog.
- “The Hip Hop Family Tree” es el comic en el que Ed Piskor retrata la historia del hip hop desde 1977 hasta bien entrada la década de los ochenta. No os voy a engañar: no he leído este cómic. Nunca se ha editado en España, y aún no me he hecho con una copia de la edición original de la editorial Phantagraphics (aunque estoy seguro de que me haré con un ejemplar, y no será muy tarde). En cualquier caso, la crítica se ha rendido una y otra vez a su espectacular estilo gráfico (más inspirado en los cómics de superhéroes de principios de los ochenta que en la estética del grafiti) y al exhaustivo trabajo de documentación y el vigoroso estilo de la narración.
- «The Best of Grandmaster Flash and Sugar Hill”. Uno de los aspectos de The Get Down que más elogios ha recibido ha sido su banda sonora. Sin embargo, esta no busca reflejar lo que sonaba en los barrios de Nueva York a finales de los setenta, sino que incorpora temas posteriores, versiones actualizadas y composiciones de nuevo cuño que al final solo reflejan con fidelidad la empanada mental de Luhrmann. Así que recomiendo que al que quiera empaparse del sonido de la época pase de lo que suena en la serie y se peque una buena escucha al recopilatorio “The Best of Grandmaster Flash and Sugar Hill”, que está más que chulo e incluye la mayoría de los temas que se pinchan en la serie. Tampoco es que el disco haga un repaso exhaustivo al sonido de aquel momento porque, al igual que la serie, pasa de largo ante las aportaciones de otros pioneros como Kool Herc o Afrika Bambaataa. Pero para ir entrando en harina está bastante bien.
- DJ Hero. En la promoción de la serie se repite bastante que Grandmaster Flash ha apadrinado el proyecto como si fuera garantía de algo… cuando la realidad es que este señor apadrina cualquier cosa que le presenten con un cheque por adelantado. Así que no os llevéis a engaño: si lo que queréis es que os den lecciones de turntablism en cinco minutos casi mejor que recuperéis dj Hero, el videojuego aparecido para diversas consolas en 2009. El juego funcionaba como una especie de spin off de la saga Guitar Hero, aunque en esta ocasión lo que se controlaba era una especie de plato con el que había reproducir todos los trucos de un gran dj. El juego venía apadrinado por nombres como Grandmaster Flash, Jazzy Jeff, dj Shadow y un puñado más de cracks. Que nadie se lleve a engaño, cualquier parecido entre el desarrollo del juego y una pinchada real es mera coincidencia. Aunque, bueno, tampoco es que nadie vaya a llegar muy lejos con las lecciones que dan en The Get Down. Por cierto, el juego debió de ser un fracaso de ventas porque a los pocos meses de su lanzamiento las tiendas estaban llenas de copias a precio de saldo, y a día de hoy aún son fáciles de encontrar. Ahí lo dejo.
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