Tengo la impresión de que últimamente solo paso por aquí para hablar de cosas que me aburren o me intersan regular. Para compensar, hoy escribo unas líneas sobre La belleza y el dolor (All the Beauty and the Bloodshed, 2022) documental dirigido por Laura Poitras que me ha removido las entrañas como hacía tiempo que no lo hacía en una gran pantalla.
La belleza y el dolor arranca con la veterana fotógrafa Nan Goldin empuñando el megáfono durante una protesta contra el patrocinio de la familia Shackler a algunas de las instituciones artísticas con mayor peso a nivel mundial. A partir de ese punto, el documental vuelve la vista atrás para repasar la trayectoria vital, artística y combativa de Goldin, y poner todo esto en relación con la lucha contra la impunidad de los Shackler a la que se ha dedicado en los últimos años.
(nota) Los Sackler son una poderosísima familia que ha amasado una incalculable fortuna a partir de la comercialización masiva de Fentanilo y Oxycontin Se trata de los dos medicamentos cuya prescripción masiva por medios legales ha provocado la plaga de adicciones a opiáceos que asola los Estados Unidos desde hace lustros. Por si alguien no conoce sobre el tema, ha quedado exhaustivamente documentado en el libro El Imperio del dolor de Patrick Radden Keefe o en versión más reducida en la miniserie documental de HBO El crimen del siglo.
Entre pasado y presente, sobre la pantalla se van exponiendo una interminable serie de temas que me obsesionan: el activismo desde el arte, la financiación del mundo del arte, el activismo queer, la contracultura norteamericana, el poder de la industria farmacéutica, las relaciones entre instituciones artísticas y financieras, la cultura como blanqueadora de injusticias frente la cultura como herramienta de contestación, la cooperación entre iguales y los grupos de ayuda mutua… Todo ello expuesto a través de los testimonios de traumas personales (provocados por la represión, por los abusos –físicos, psicológicos, sexuales-, por las adicciones, por la enfermedad, por la muerte) que van exponiendo personas concretas, con rostro y nombre, que pertenecen al entorno de Nan Goldin. Y lo que queda al final es ni más ni menos que lo que indica el título: una obra que deslumbra por su belleza pero que duele mucho. Una película planteada como una lucha contra el olvido.
No creo que merezca la pena comentar hoy mucho más sobre La belleza y el dolor: la película aún se encuentra en cartelera, así que el que tenga curiosidad lo mejor es que se acerque pronto a verla en pantalla grande. Además, viene avalada por haber ganado la Palma de Oro del Festival de Cannes 2022, con lo que ya hay mucha más gente escribiendo sobre ella estos días y en un urgente como intento que sea este no va a añadir nada que ya se haya dicho en otros mil sitios.
Pero dado que espero dedicar el siguiente post del blog a comentar Nos vemos en el Baño, el libro de Lizzy Goldman, me ha parecido interesante publicar antes estas líneas sobre la peli. Al fin y al cabo, en ambos se retrata la escena artística y el mundo bohemio de Nueva York a través del relato oral de sus protagonistas. Y creo que el ejemplo de un documental tan soberbio como este puede ayudar a entender mejor por qué el libro me ha resultado la cosa más banal y aburrida del mundo.