Esta tarde estaba fisgando las novedades de la Llibreria Caselles cuando un cliente se ha dirigido al mostrador y ha preguntado por los dietarios que estaban a la venta. Los dependientes, después de consultarse entre ellos, le han contestado amablemente que no tenían ni idea de lo que era un dietario. Como la posterior explicación del cliente ha sido bastante confusa, nadie ha conseguido entender exactamente qué es lo que estaba buscando, así que se ha marchado con las manos vacías.
Yo tampoco tenía ni idea de qué era un dietario, y la verdad es que la pertinente búsqueda en el diccionario de la RAE tampoco ha terminado de disipar mis dudas. Pero la palabra me ha resultado bonita, así que he decidido meterla en el título de esta serie de posts en los que voy a comentar algunos cómics que he leído últimamente. Para empezar, hoy voy a contar algunas cosas sobre Dance! Kremlin Palace y el primer volumen de Dementia 21 de Shintaro Kago, la edición integral de Isacc el Pirata de Christophe Blain, y Repentless, el cómic del grupo Slayer.
Dance! Kremlin Palace (ECC Cómics) / Dementia 21 vol. 1 (Ponent Mon) , por Shintaro Kago.
Para los que no dominan el lenguaje técnico del manga, el ero guro es un género a medio camino entre el terror, el erotismo y la astracanada, en el que los autores se ensañan a la hora de plasmar en viñetas todo tipo de comportamientos degradantes, crueldades y cerdadas sexuales. Vamos, algo así como una competición por ver quién concibe la atrocidad más repugnante para los ojos del lector. Huelga decir que soy bastante fan de este tipo de cómics, y como Shintaro Kago es uno de los autores más reputados de este palo, y estoy bastante feliz de que en los últimos meses se hayan traducido al castellano algunos nuevos títulos suyos. De hecho, me he llevado un par de ellos para casa, que me han parecido extraordinarios y que son los que ahora comento.
Por un lado, en Dance! Kremlin Palace (ECC editorial) Kago monta un depravado ranciofacts a partir de los tópicos más sobados sobre el imperio ruso y el régimen soviético. Por otro lado, el primer volumen de la serie Demencia 21 (Ponent Món) sigue las peripecias de una cuidadora de ancianos dispuesta a aceptar los desafíos más desquiciados con tal de alcanzar la excelencia en el desempeño de su profesión.
Como de costumbre, tanto en uno como en otro cómic Shintaro Kago experimenta a lo bestia tanto con la forma como con el fondo de la narración gráfica. Aprovecha cada nueva historia para darle la vuelta a las reglas de la ilustración y de la comunicación impresa, y también a las de la decencia y del buen gusto. Así, enDance! Kremlin Palacese recrea en exponer un extenso catálogo de parafilias que atormentan a los habitantes de su Rusia imaginada. Y en Demencia 21 se vale del humor para exponer las miserias y la hipocresía de la manera en que la sociedad japonesa (que en esto no parece muy diferente de la occidental) trata a la tercera edad y a las personas en situación de dependencia.
Por cierto, tantos meses de pandemia me han ayudado a darme cuenta de que no conozco a ningún otro artista gráfico capaz de representar la enfermedad, los contagios masivos, las deformidades y las mutaciones humanas con la potencia y el lirismo que lo hace Shintaro Kago. Ojalá que alguien le encargue el diseño de las cajas de vacunas de COVID-19.
A todo esto, y cambiando de tema, en 2018 llegó a las librerías Aula demoniaca, un manga del gigante del terror Junji Ito que incluía como regalo de su primera edición una mascarilla de tela diseñada por el autor. A día de hoy creo que ya no quedan a la venta ejemplares que incluyan aquel objeto adelantado a su tiempo. En cualquier caso, quién sabe cuántas vidas podrían haberse salvado si Aula Demoniaca hubiera vendido millones de copias.
Isaac el Pirata. Edición integral. (Norma editorial), por Christophe Blaine.
Los cinco tomos de la serie Isaac el Pirata se publicaron por primera vez en España entre los años 2003 y 2007. En aquel momento la prensa especializada se deshizo en halagos y estos cómics acabaron por llevarse los premios internacionales más gordos. Por aquel entonces yo no andaba pendiente de lo que se cocía en el cómic francobelga, así que no les presté atención. Pero en otoño del año pasado apareció esta edición integral que recopila todo el material original, así que aproveché para hacerme con ella y ponerme al día.
El protagonista de esta historia es Isaac Sofer, un pintor muerto de hambre que, aburrido de la vida en la ciudad, abandona a su bella mujer y se embarca en un navío en busca de aventuras y gloria. Todo esto, ilustrado con trazo nervioso y narrado con bien de sentido del humor y de erotismo inocente, consigue que esta serie resulte divertidísima de principio a fin. Me dan ganas de decir que Isaac el Pirata me ha dejado una impresión igual de buena que que los tebeos de Vampir, de Joan Sfarr; pero esto es una buena perogrullada: Blain y Sfarr han colaborado en algunos números de La Mazmorra (publicados en castellano por Norma) o de Sócrates (traducidos por la editorial Fulgencio Pimentel). Es normal que algo se les haya pegado el uno al otro.
Mientras avanzaba en la lectura de Isaac el Pirata todo me estaba pareciendo inmejorable. Pero, ay, llegué a la página 252 (la última de este tomo) y me encontré con que la historia se cierra en falso. Todas las tramas quedan en el aire. No entendía nada. Me hizo falta echar un rato en google para enterarme de que Blaine había abandonado la serie en ese punto y no se había molestado en despedirse. Bueno, tampoco es que sea una catástrofe, pero como lector me he sentido un tanto decepcionado. Vale que solo con pasar las páginas y seguir el transcurso de la historia se disfruta sin que tener que pensar en el cómo acabará todo. Pero hubiera agradecido que se hubiera incluido algún texto en el que el autor (o el editor, o alguien que tenga algo que decir sobre este tebeo) explique que Isaac el Pirata una obra inconclusa.
Slayer: Repentless (Norma Editorial), por J. Schnepp, G. Vilanova y M. Wallace.
En 2015 Slayer se marcaron una trilogía con los videoclips de Repentless, You Against You y Pride in Prejudice. Dirigidos por BJ McDonell, presentaban una historia de venganza ultraviolenta regada con los torrentes de sangre que requiere la música de Tom Araya y Kerry King. Posteriormente, la editorial Dark Horse lanzó este Repentless (editado en España en 2017 por la editorial Norma),en el que se utiliza el lenguaje del comic book para desarrollar una trama que en los videos apenas consiste en una sucesión de truculentas escenas de mamporros y tiroteos.
Y el resultado no es demasiado afortunado. La verdad es que los vídeos molan bastante más. En el cómic, los diálogos suenan ridículos, y la casquería resulta casi amable en comparación con lo que se ha visto representado por personajes de carne y hueso (y vísceras). Aunque a favor de la versión impresa puedo decir que me ha resultado cómico ver a los cuatro componentes del grupo cargándose nazis a tiro limpio, una estampa que en los vídeos no aparece.
En fin, que el tebeo de Slayer no deja de ser una anécdota sin relevancia dentro del apabullante corpus de agresión sónica que el grupo perpetró durante las décadas que estuvo en activo. Aunque, por otro lado, siempre me ha resultado graciosa esta tradición tan pop que son los cómics o las pelis protagonizados por artistas musicales reales. Así que me alegro por los coleccionistas más acérrimos, que supongo que agradecerán poseer este objeto. Pero yo con los videoclips ya he tenido suficiente.