Pues sí: existe una película sobre los inicios del Black Metal noruego. Se titula Señores del Caos, la dirigió Jonas Åkerlund y se estrenó en 2018. Por el motivo que sea no ha gozado de na repercusión tan amplia como otras pelis musicales que se han estrenado en los últimos años (aunque tampoco es que el BM dé pie a historias reconfortantes como las de Queen o Elton John), pero una vez vista reconozco que me ha gustado bastante más de lo que esperaba. Además, mientras buscaba información sobre su director he descubierto algunas informaciones de lo más sorprendente. Así que entre una cosa y la otra ya tengo material para llenar un bonito post.
La peli se inspiró en el libro Señores del Caos: el sangriento auge del metal satánico, escrito por Michael Moynihan y Didrik Søderlind y editado en castellano por Es Pop Ediciones en el año 2013. Aquel era un vasto trabajo periodístico que trataba de recoger el fenómeno del BM noruego en toda su amplitud; sin embargo, para esta adaptación en imágenes se centrado en el retrato del personaje de Euronymus (fundador del grupo Mayhem, responsable del sello Deadlike Silence y de la tienda de discos Helvete e integrante del Inner Circle) y su relación con Dead (primer vocalista de Mayhem, que terminó suicidándose) y con Varg Vikernes (el tío de Burzum, también célebre por haber pasado una temporada en prisión por quema de iglesias y asesinato).
Dentro de la taxonomía que me inventé cuando hablé en este blog sobre el cine biográfico más plasta, Señores del Caos más o menos encaja en la categoría Te odio pero te necesito. Sin embargo, el pulso, el ritmo y la potencia de las imágenes, y también la gracia con la que se va moviendo entre la comedia adolescente y el thriller psicológico, entre lo convencional y la ultraviolencia, hacen que me rinda: me lo he pasado en grande viéndola.
El caso es que al indagar sobre la figura del director Jonas Åkerlund he encontrado que ha llevado una trayectoria profesional de lo más sorprendente. Se ha especializado en videoclips de lujo para nombres que van desde Roxette o Madonna hasta Metallica o Satyricon. Así, comentado de forma genérica, no impresiona demasiado. Pero entre todos sus trabajos aparecen algunos detalles ciertamente memorables. Aquí van cinco de ellos.
–Jonas Åkerlund fue el batería de la formación inicial de Bathory. Aunque tampoco duró mucho, ya que abandonó antes de que se grabara su primer LP del grupo. Pero no por ello le voy a quitar mérito: a ver cuántos por aquí habéis tenido una banda durante el instituto que haya terminado por alzarse como uno de los hitos en la historia del metal europeo.
-Åkerlund dirigió el videoclip de Smack My Bitch Up! de The Prodigy. Sí, fue él mismo. Eso le convierte en responsable de uno de los momentos más impactantes de la memoria audiovisual de mi generación. Por cierto, ¡a día de hoy continúa vetado en YouTube! En esa plataforma solo he encontrado versiones troceadas del original. Para echar un ojo al vídeo entero hay que darse una vuelta por Vimeo.
-También dirigió Spun, una comedia cafre que a saber cuántas veladas de sofá y cervezas animó durante los primeros años dosmiles. Hubo un tiempo en que yo creía que el personaje de El Cocinero lo interpretaba Eddie Spaghetti de los Supersuckers. Error garrafal: el actor es Mickey Rourke. Pero sí que el auténtico Rob Halford de Judas Priest se marca un cameo como dependiente de un sex shop.
-Åkerlund ha trabajado en unas cuantas ocasiones junto a Rammstein. No es un grupo al que yo guarde un gran cariño, pero reconozco que son unos genios montando escándalos en la mejor tradición del viejo shock rock. Por ejemplo, tanto la canción como el vídeo de Pussy me parecen un horror, pero lograron convertirlo en fenómeno viral cuando casi nadie sabía lo que era viralizar cosas. Y, al igual que el vídeo de The Prodigy, la versión íntegra de Pussy solo permanece disponible en Vimeo.
-El videoclip de Telephone de Lady Gaga (acompañada por Beyoncé) es uno de mis favoritos de todos los tiempos. Son casi diez minutos de delirios ultrapop en los que no hay un puñetero plano de relleno. Todo es brutal. Y, efectivamente, en los créditos figura Jonas Åkerlund como director.