Dos editoriales merecen disputarse el Trono de la Gran Editorial de Literatura Infantil y Juvenil en castellano de la década de 1980. La primera, Ediciones SM, llenó estanterías de dormitorios y bibliotecas públicas con sus colecciones El barco de vapor y Gran Angular. Y la segunda, Timun Mas, hizo lo propio con Elige tu propia aventura y un puñado de colecciones más que trataron de seguir su estela, que es lo que me interesa comentar ahora en el blog. De hecho, en este post hablaré de la mentada Elige…, de la serie La máquina del tiempo y de la saga Planea tu fuga de Frome.
Timun Mas es una editorial centrada en literatura fantástica y de ficción. A día de hoy funciona desde el seno del Grupo Planeta (renombrada como Timunmas, todo junto), pero hasta el año 2002 formaba parte del grupo CEAC. Y fue en aquella época (y especialmente durante los ochenta y los inicios de los noventa) cuando vivió los momentos de gloria que toca reseñar aquí. Porque el logotipo de la editorial también lucía en los lomos de éxitos de la fantasía épica de la talla de Crónicas de la Dragonlance o La espada de Joram. Pero no me quiero ir por las ramas: aquí he venido a hablar de las cosas a las que hacía referencia Bandersnatch. Y esas son las que comento a continuación.
Esta fue la primera colección de libros que apostó por el esquema de narración interactiva que comenté en el post anterior, y la que cosechó mayor éxito y la que ha arraigado con más fuerza en la memoria colectiva. Las reglas son de sobra conocidas: cada pocas páginas el lector se ve obligado a escoger una de las opciones que le plantea el texto sobre cómo continuar con la historia, y en función de cuál escoja deberá continuar la lectura en una u otra página. Existía un buen número de finales en cada libro, por lo que estos se podían releer y otra vez para explorar todas las variables posibles. Que es ni más ni menos la idea que homenajea el sistema de decisiones a través de menús de Bandersnatch. En Elige… este sistema de juego se aplicaba sobre historias de crímenes sin resolver en caserones abandonados, seres extraños que acechan en cuevas tenebrosas, exploradores de parajes indómitos, navegantes del espacio exterior… en fin, cada libro de Elige… se presentaba como una novela de misterio o aventuras no muy distinta de otras que triunfaban en la literatura infantil de la época, como las de Los Tres Investigadores o Los Cinco. Las historias sencillas, pero muy ágiles y con más gancho que un episodio de Scooby Doo. Toca repasar un poco de historia: Edward Packard y R. A. Montgomery se unieron para crear la colección Choose Your Own Adventure (o CYOA, que es más corto). El primer tomo («The Cave of Time») se publicó en 1979 en Estados Unidos de la mano de la editorial Bantam. A partir de entonces y hasta mediados de la década de los ochenta el catálogo creció hasta rozar el centenar de títulos, de los que llegaron a venderse 250 millones de copias. La traducción al castellano de la serie vio la luz en 1983 con el citado ”La Cueva del tiempo”. Yo creo que pasaron por mis manos todos los libros de la colección hasta el número 50, que precisamente fue “Regreso a la cueva del tiempo” (1988). A partir de entonces continuaron apareciendo nuevos títulos, pero para aquel momento muchos de los que habíamos sido asiduos ya habíamos crecido como para atrevernos con lecturas más complejas, y los lectores más jóvenes habían encontrado nuevos divertimentos, así que la popularidad de la serie fue declinando, hasta que se echó el cierre a mediados de la década de 1990. Cabe reseñar que además de la tradicional serie roja, también llegaron a las librerías colecciones como Elige tu propia aventura: Globo azul, destinada a un público de menor edad, o Tria la teva aventura, la edición en catalán de la colección, con un formato similar al castellano pero con la cubierta en color azul. Elige tu propia aventura ahora te invita a viajar por la historia, y también por la prehistoria ¡e incluso por el futuro! La editorial Bantam trató de explotar el fenómeno Elige… y aplicarlo a nuevas colecciones. Así llegó a las librerías La máquina del tiempo, una colección dirigida a lectores de un poco mayores que los de la serie original, a los buscaba enganchar con una temática pretendidamente más madura (el rollo seudohistórico le daba un barniz de seriedad) y unos textos que presentaban mayor grado de desarrollo. En La máquina…, cada decisión implicaba avanzar o retroceder en el tiempo. Cada libro tenía un único final, y por el camino no era raro quedarse atrapado en un punto que había que releer una y otra vez hasta que descubríamos la manera de escapar del bucle y saltar hacia el siguiente pasaje. Por otro lado, no se dejaba apenas margen para alterar los acontecimientos de la historia tal y como la contaba el autor, lo cual era un poco aburrido. Veo en internet que entre 1984 y 1990 se publicaron 24 títulos dentro de la edición en castellano. De todos, modos solo recuerdo haber leído los nueve primeros, y lo hice con gran desgana. A lo que acabo de comentar sobre el sistema de juego se une que la redacción me parecía bastante correosa, y que los libros estaban ambientados en escenarios históricos tan poco estimulantes para mi yo de 11 años como la Guerra Civil de Estados Unidos o las distintas eras geológicas en las que los dinosaurios dominaron la tierra. Esta otra apuesta de Bantam llegó a las librerías españolas en 1988. Kingdom of Frome constaba de cuatro tomos y presentaba una saga ambientada en un mundo de fantasía medieval. Según leo por ahí, presentaba un sistema de juego algo similar al de La máquina… (un solo final, posibilidad de volver varias veces a un mismo punto de la narración del que se podría salir hacia una u otra página en función de las situaciones que se hubieran atravesado con anterioridad…). El caso es que no recuerdo mucho más sobre Planea…, aparte de que me resultó mucho más divertida que La máquina… y que las ilustraciones de la portada me gustaban mucho. Supongo que a pesar de todo esto, como librojuego se quedaba un poco corto en comparación con el despliegue de posibilidades que mostraban algunas de las colecciones que iban llegando a las librerías, en las que se podían personalizar personajes y era necesario el uso de dados para resolver muchas de las situaciones. Todo esto lo comentaré en los próximos posts.
EN FIN.
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