Los Claveles
Cuando el número de desempleados supera los seis millones de individuos y esa cifra supone el 27% de la población en condiciones de trabajar, el significado del Día del Trabajo, al igual que el de los sindicatos y el concepto mismo de lucha obrera, empieza tornarse bastante confuso. Porque dentro de esa abultadísimo grupo empieza a ser demasiado frecuentre encontrar parados de larga duración, gente que ve cómo se aleja en el recuerdo la última vez que realizó una actividad remunerada. Gente que a medida que pierde la esperanza de encontrar un nuevo trabajo también ve cómo se le olvida seguir el tipo de hábitos (madrugar, acudir a un centro de trabajo en el que relacionarse con otros semejantes, salir de casa para gastar el dinero que se gana en un trabajo…) que hacen que la sociedad bienpensante considere a alguien un español de bien. Gente a la que le resulta difícil recordar lo que quieren decir términos como explotación laboral o trabajo precario, porque ya ni se acuerdan de cuándo fue la última vez que lo vivieron en sus carnes. Y “Santos el suave” de Los Claveles habla sobre ese tipo de vida improductiva y sin sentido.
Los Claveles empezaron a dar de qué hablar en la noche madrileña cuando en 2010 publicaron su EP “Nacional 42”, al que en el año 2012 le siguió su primer LP, “Mesetario”, de la mano del sello Gramaciones Grabofónicas. Cuando lo escuché me pareció un pelotazo absoluto, un disco con la suficiente personalidad como para que muchos pudieran ver a esta banda como uno de sus grupos de cabecera. El grupo se apartaba de bastantes de los tics habituales en las últimas hornadas del pop patrio: en su música, recuperaban ese cóctel de post punk y chulería castiza de la que hicieron bandera gente como Gabinete Caligari o Los Ilegales, poco reivindicados en los últimos años; en sus letras, el tono desafiante y el sarcasmo daban una fuerza inusitada a una afiladísima disección de la realidad social. Sin duda se trataba de un buen debut que les abría las puertas de un gran futuro.
Pero la mala suerte se cruzó en su camino: el batería Sergio Grulla falleció a principios del 2012, mientras se terminaba de mezclar el disco, por lo que el resto de componentes decidieron aparcar el proyecto. “Mesetario” se convirtió así en un álbum póstumo, del que apenas se hizo promoción. Estas canciones podrían haber caído en el olvido, pero al menos llegaron a colgarse en Spotify, lo que garantiza que al menos por el momento conserven un mínimo de visibilidad. Por otro lado, lo que quedó de Los Claveles pasó a formar Coraje, una nueva banda que ojalá consiga entregar trabajos tan impactantes como este.
Por cierto, en unos pocos días vuelvo a tener un trabajo que merece tener tal nombre. Ya era hora.