Durante unos años, la proliferación de blogs, webzines y medios digitales en general coincidió con la temporada de vacas gordas en la música en directo, lo que ayudó a que prácticamente cualquier persona pudiera conseguir un pase de prensa para cualquier concierto. Los promotores estaban dispuestos a contentar a la mayor cantidad de gente que pudieran, y muchos empezaron a solicitar las acreditaciones no como un medio de trabajo sino como un atajo para conseguir un pase VIP. En medios no especializados los pases de prensa para eventos gordos empezaron a ser un premio para empleados que caían bien cuando no había invitaciones formales suficientes para todos. Había quien conseguía pases en nombre de medios que ni siquiera existían. Muchos que ni eran periodistas ni tenían vocación de informar pudieron entrar gratis a todas partes, y también muchos informadores serios terminaron por olvidar cuál era el mínimo que se les debía exigir en su trabajo. Muchos estaban acreditados por encima de sus posibilidades.

Pero llegó la época de vacas flacas, la venta de entradas cayó y las promotoras recortaron de forma drástica el número de personas que podían entrar a un evento sin pasar antes por caja. Así que el que a día de hoy pretenda conseguir una acreditación deberá realizar un mínimo esfuerzo, ya que el oficio del periodista musical se ha visto muy devaluado. Tras varias jornadas de intensa reflexión el Oráculo de Perogrullo me ha revelado una serie de consejos que ayudarán al que quiera ganar puntos a los ojos del que le va a acreditar.

1. El previo es necesario. No esperes que nadie haga caso a tu solicitud de acreditación si estás en un medio desconocido y tampoco has prestado nunca atención al evento que vas a cubrir.

2. Escribe con responsabilidad. No te extrañes de que no vuelva a contar contigo alguien si antes le has insultado o si has contado trolas sobre su trabajo.

3. Cuantas más cosas seas capaz de hacer mejor. Los promotores cada vez son menos generosos y a menudo ya no se concede más de una acreditación por cada medio, con lo que no es raro que una sola persona tenga que hacer todo el trabajo de cubrir un evento. Así que si eres redactor date prisa en aprender a hacer fotografías que no den pena incluso en Instagram, y si eres fotógrafo tómate la molestia de aprender a redactar algo que no haga sonrojar a un estudiante de primero de ESO.

4. No solo debes hacer un trabajo serio sino también aparentarlo. Procura pedir tu acreditación y entrar al recinto antes de que todo haya empezado, y procura no marcharte hasta que todo haya terminado. Procura no dejarte ver más tiempo en la barra o en la cola del baño que en las primeras filas. Y procura que no parezca que has pasado más tiempo fumando en la puerta, charlando con amiguetes o mirando el whatsapp que atendiendo al espectáculo.

5. Cuidado con mamarse. Aunque todo el mundo esté de fiesta, tú has ido ahí a trabajar. Si no apareces borracho en tu oficina o en la tienda en la que curras, ¿por qué cuando cubres un evento sí? ¿Irías borracho a cubrir como reportero un consejo de ministros? Tampoco voy a ser drástico, no tiene por qué haber problema en que tomes un par de cervezas, pero procura parar antes de que se te nuble la vista o la memoria.

6. Cumple los plazos. La información se devalúa a toda velocidad. Si trabajas para un medio digital, en un par de días la información ya no valdrá de mucho. Al cabo de una semana nadie se acordará del evento que cubriste. Salvo que trabajes para un medio con una periodicidad fija (por ejemplo, una revista de tirada mensual), tienes que hacer tu trabajo lo más rápido que puedas. Si de partida sabes que no vas a cumplir los plazos, mejor será que ni te molestes en pedir la acreditación.

7. Hazte querer. Cúrrate una buena crónica. Suena obvio, pero muchos parecen olvidarlo. Cuida lo que escribes si quieres que te consideren un periodista musical y no un tertuliano de Punto Pelota ni del programa de Ana Rosa Quintana. Demuestra que estás preparado para hablar sobre el tema, que dominas el lenguaje y que puedes aportar cosas interesantes y personales que los lectores van a querer leer.

8. Usa el maldito Google. Cuando no estés seguro de algún dato (ese miembro del grupo que no se parece al de las fotos del disco, esa canción que un desconocido en la cola del baño te dijo que era una versión de Bowie y que tú no reconociste), antes de afirmarlo a ciegas consúltalo en alguna fuente fiable.

9. Cuidado con el maldito Google. No te fíes: solo porque una cosa aparezca en internet no va a ser verdad. Procura no reproducir informaciones cuya veracidad no puedas contrastar. Un ejemplo de fallo recurrente está en los repertorios: existen páginas que recopilan los setlists de cualquier concierto, aunque a menudo se limitan a conseguir el del primer concierto de una gira y copiarlo para todos los siguientes. De hecho a menudo los propios artistas se saltan el guión del listado de canciones que ellos mismos han escrito minutos antes de salir a escena.

10. Nadie tiene obligación de acreditarte. Los pases de prensa no dejan de ser un gesto de cortesía por parte del promotor, y no existe ninguna ley que exija que tú debas ir gratis a ninguna parte. Que no te lo concedan ni siquiera tiene por qué ser un desprecio; puede haber mil motivos, y muchos pueden ser legítimos. Fugazi, grupo digno de respeto donde los haya, nunca permitía que hubiera gente que entrara gratis en sus conciertos: el que les quisiera ver, fuera fan, periodista o concejal de festejos, tendría que pagar entrada, que para algo la ponían a un precio ridículo. En el otro extremo estarían las muchas promotoras que conceden los pases de prensa según criterios incomprensibles desde cualquier perspectiva lógica. En todo caso, ni seguir a rajatabla estos diez consejos garantiza que cuando llegue el momento el responsable de prensa se vaya a acordar de tu solicitud, ni saltarse todos ellos equivale a quedarse fuera de la lista. Así que si las cosas van mal no te lleves un disgusto, ármate de paciencia y sigue probando.