“Cuando era un crío me gustaban Stooges, MC5 y todo eso, hasta que de repente dejó de interesarme la música. Ya nadie tocaba rock’n’roll. Entonces fue cuand ose me ocurrió que tenía que montar mi propia banda para tocar rock. Pero, actualmente, a nadie parece gustarle el rock’n’roll, no lo entiendo. Si le pregunas a un crío cuál es su grupo favorito, prosiblemente te responda que Bronski Beat. (…) Los críos de antes eran rebeldes, les iba el individualismo. Decían: “que se joda el sistema, que se joda la autoridad”; no querían saber nada de todo aquello. Los chavales antes se arriesgaban, se atrevían con todo, especialmente en los años 60. Creo que los 60 revolucionaron mi modo de vida. No puedo entender cómo los de ahora aceptan las cosas, especialmente la música. Supongo que no saben más. No creo que culture Club o Duran Duran puedan ser modelos a seguir para los adolescentes de hoy en día. A lo único que te motivan es a salir y comprarte un secador de pelo o un sintetizador”. (Dee Dee Ramone, págs. 102-103)
Mientras buscaba documentación para el post sobre la colección Rock/pop Ediciones Cátedra cayó en mis manos el volumen dedicado a los Ramones, y ya que estamos con el tema de los libros de música viejos y me gusta el grupo aprovecho a dedicarle un post exclusivo.
El libro se publicó en 1993 y le corresponde el número 26 de la colección. El autor es Ignacio Juliá, un clásico en el periodismo rockero en castellano, conocido entre otras cosas por haber sido uno de los fundadores de Ruta 66, revista en la que todavía ejerce de codirector. El volumen tiene 248 páginas, de las que unas sesenta están dedicadas a la biografía personal y musical de los cuatro de Queens; otras cien recopilan las letras de varias de sus canciones, acompañadas de las correspondientes traducciones; diez están ocupadas por el repaso a la discografía del grupo hasta el momento en que se escribió el libro, y el resto lo completan fotografías en blanco y negro.
La narración tiene ritmo y fuerza, y supongo que se puede seguir con interés independientemente del nivel de adicción que el lector tenga por el grupo. Por otro lado, el propio Juliá ejerce de informante privilegiado en el tema Ramones, ya que mantuvo contactos directos con la banda en diversos momentos de su carrera; esto lo aprovecha al incluir en el libro testimonios personales que van desde fragmentos de entrevistas que realizó a lo largo de la década de los ochenta hasta relatos de noches de parranda, como la de la primera vez que el cuarteto visitó Barcelona, allá por 1980. Esto hace que el relato tome un tono menos distante y más personal que bastantes otros títulos de esta colección que quedan lastrados por el tono aséptico habitual en las biografías escritas por encargo.
Johnny Ramone posa con una camiseta del Agapo, mítico garito de la noche malasañera
En cualquier caso, vista desde la perspectiva actual, la información que aporta el libro resulta algo insuficiente. Está claro que un texto editado en 1993 nunca podrá hablar sobre los últimos años que el conjunto estuvo en la carretera, ni sobre los últimos días de Joey, Dee Dee o Johnny. Pero en los últimos tiempos han aparecido varios documentos (por ejemplo, libros como ”De gira con los Ramones”, “Yo dormí con Joey Ramone” o los capítulos dedicados al grupo en “Por favor mátame”, o el documental “End of a Century”) que aumentan y corrigen la información que se dispone sobre el grupo (y quiero pensar que también la hacen más rigurosa), en ocasiones contada ya no por periodistas ajenos a la banda sino por gente de su equipo o de su familia. Eso da pie a que al lector bien informado se le escape la risa floja al leer cosas como que “53 and 3rds” hace referencia a “incongruentes escenas de (…) acción dignas de un tebeo para adolescentes” (pág. 47), cuando a estas alturas sabemos de sobra que en ella Dee Dee recuerda su experiencia al ganarse la vida como chapero en la esquina del título de la canción, o que “KKK Took My Baby Away” es una “difusa protesta contra el racismo basada en un hecho real” (pág. 87) cuando ellos mismos contaron en repetidas ocasiones que la letra es una alegoría de cómo Johnny le levantó su novia a Joey.
En lo que el libro sigue siendo igual de válido es en la reivindicación del valor de los Ramones. Juliá consigue transmitir la pasión por la banda en unos términos que a día de hoy mantienen íntegra su validez. Porque en 1993 nadie podía adivinar la exlposión de bandas ramonianas y de punk melódico que a partir de la mitad de los noventa iban a reivindicar el legado de los de Queens, ni mucho menos la exagerada mercantilización de la marca del grupo que iba a terminar con su logo estampado en buena parte de los artículos que llenan las estanterías de cualquier tienda del grupo inditex. Todo esto ha transformado profundamente la percepción que el público tiene del grupo, que ha pasado de ser una cosa para macarras a convertirse en un icono del pop masivo más comercial. Pero si nos quedamos con la esencia, con la satisfacción que proporcionan las canciones de los Ramones, este párrafo conserva hoy la misma vigencia que hace 19 años.
“No se trata de sobrevalorarlos para equilibrar su flaca reputación a nivel crítico. Tampoco de exagerar como influencia decisiva en el curso del rock por encima de los básicos y estimulantes valores que nos depara su música. Hay que ponerles en su justo lugar y punto. Nunca merecerán un premio Nobel, eso está claro; pero sí el respeto y el cariño de aquellos que palpitan con un corazón de rock’n’roll. Otorguémosles pues el mismo agradecimiento que sentimos por quien inventó la silla primer y poco después el sofá, la goma de mascar sabor a menta, los pantalones tejanos, el martini seco muy seco, los fines de semana largos, los cotilleos viperinos, la pizza con entrega a domicilio, el sexo bajo la ducha o el mando a distancia. ¿Qué sería de la vida sin esas cosas, tal vez insignificantes pero ya imprescindibles?”(pág. 125)
PD. En la contraportada del libro el logotipo del grupo aparece invertido… ¿Inquietante?
PD2. Necesito urgentemente un scanner. Se aceptan donaciones.