Junto a La Máscara, la otra gran editora de libros sobre música popular durante la década de los noventa en España fue Cátedra, que a muchos les sonará por las ediciones de “El Cantar del Mío Cid” o las “Leyendas” de Bécquer que solían mandar leer en el instituto. Pues esta misma contó durante la década de los noventa con una colección dedicada a la música popular.
Dentro de la colección Rock Pop Cátedra se publicaron 67 títulos entre 1989 y 2003. En su catálogo predominaron de forma abrumadora los títulos dedicados a artistas internacionales (el único músico español en la colección fue Luís Llach). Sin embargo, si comparo su catálogo con el de la colección Imágenes del rock de La Máscara veo que en el que me ocupa es mayor la presencia de nombres no anglosajones: Vangelis, Édith Piaf, Franco Batiatto o Jean Michel Jarre también tienen su libro. Por otro lado, también habría algunos (pocos) volúmenes temáticos como los dedicados al blues, al rock en rusia o al heavy metal.
En los libros de Cátedra el texto cuenta con un protagonismo mucho mayor que lo que comenté sobre La Máscara: solían estar redactados con más cuidado y los contenidos solían buscar un mayor rigor; de hecho, alguno de los tomos eran traducciones de autores foráneos, algo que ya he comentado que todavía resultaba poco frecuente. En cualquier caso estaban bastante lejos del nivel de calidad de muchos de los libros sobre música que se han publicado en los últimos años. Las imágenes contaban con una presencia más discreta y quedaban prácticamente relegadas la decena de páginas centrales en papel satinado y a color. Aunque habitualmente también aparecían algunas fotografías en blanco y negro, que en función de cada volumen podrían variar entre ser unas pocas u ocupar prácticamente la mitad de las páginas.
Al final de cada ejemplar se incluía un apéndice con las letras más destacadas del artista en cuestión y su traducción, que en músicos que contaran con una discografía un poco abultada podían llegar a ocupar buena parte de las páginas. En cualquier caso, el curioso fenómeno de las letras de las canciones creo que se merece que otro día le dedique un post específico.
Recuerdo haber devorado cuando apenas tenía 14 años los volúmenes dedicados a U2 y a Lou Reed y posiblemente algunos más que se escapan a mi memoria. Al ser libros que tenían una imagen seria las bibliotecas públicas solían fijarse en ellos a la hora de hacer nuevas adquisiciones; es por eso que los libros de esta colección resultaban accesibles adolescentes de la época (como fue mi caso), y por ello todavía a día de hoy es fácil encontrar ejemplares en las estanterías de muchas de ellas. A pesar de que la colección dejó de crecer hace ya casi una década, Cátedra mantiene bastantes de estos títulos en su catálogo. Además de que en algunas tiendas de mi ciudad (desconozco si es así en otros lugares) algunos ejemplares permanecen olvidados en sus estanterías, como objetos anacrónicos en medio de la montaña de novedades más suculentas.
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