Hace unos meses se publicó ¡Puedo decir lo que quiera! ¡Puedo hacer lo que quiera! Una genealogía incompleta del fanzine hecho por chicas (Bombas para desayunar, 2017), el libro en el que Andrea Galaxina aborda el tema de los fanzines feministas. Por supuesto que me lo he leído, y ahora es el momento de comentar algunas cosas sobre él.
En primer lugar he de hablar sobre su autora, Andrea Galaxina. Los fans veteranos de Spam de Autor seguro que recuerdan su nombre, ya que hace años dediqué un post a la Muestra sobre Ilustración, Cómic y Autoedición que ella misma organizó en Santander. Unas jornadas que, por cierto, me empujaron a crear algunas joyas ilustradas para Al Norte del Norte, Campamento Base o Madrid Popfest.
Desde entonces la vida de Andrea ha estado sembrada de hazañas, con las que hoy no me extenderé demasiado para no restarle importancia a su libro, que sigue siendo el tema central del post. Por un lado, Galaxina ha emprendido una carrera musical intermitente, en la que brillan dos bellos antimelocotonazos: uno, Sudadera de gatos que lanzó con el proyecto Presta Somanta, con un vídeo rodado en Noruega que hizo del tema en todo un eurohit; y otro, la Jota de la huelga que ha interpretado junto al grupo Ajuar.
Por otro lado, Andrea ha continuado creando nuevos fanzines. Desde su sello Bombas para Desayunar siguen apareciendo nuevos números de Fuerzas absurdas, un cómic que hace tiempo que se convirtió en una referencia dentro del universo fanzinero estatal, hasta el punto que los madrileños Puzzles y Dragones le han dedicado un tema de su reciente disco Vuelven Puzzles y Dragones.
Más allá de todo esto, Andrea también ha llevado a cabo una concienzuda labor de investigación y difusión de la historia y de la actualidad del mundo fanzinero, y sobre todo de aquellas obras surgidas dentro del ámbito feminista. Todo este trabajo ha quedado plasmado en ¡Puedo decir lo que quiera! ¡Puedo hacer lo que quiera!. Se trata de un libro concebido desde el más puro ánimo DIY (incluso está autoeditado desde Bombas para desayunar, el sello editorial de la propia Andrea), pero completamente profesional tanto en su edición como en su contenido.
Y su contenido… casi que lo mejor es que lo leáis y juzquéis por vosotros mismos. Porque me parece absurdo dedicar líneas y líneas a resumir un texto que ya de por sí están expuesto de manera bastante resumida. He encontrado un puñado de cosas buenas en el libro, y sin duda una de ellas es que no se enrolla más de la cuenta. En poco más de cien páginas condensa los datos, imágenes e ideas justos y necesarios. Y esta forma de publicar cosas me parece digna de aplauso en una época como esta, en la que triunfa el estilo Jotdown de redactar enrollándose como las persianas para no llegar a ninguna parte.
¡Puedo decir lo que quiera! ¡Puedo hacer lo que quiera! no se va por las ramas. Expone lo que necesita y se termina. Solo con eso da pie a la reflexión y, lo que es más importante, a pasar a la acción, a crear cosas guays desde la más pura autogestión y a estrechar lazos con gente que merece la pena.