Esta semana toca hacer el reparto del número de septiembre de 2017 MondoSonoro. La principal novedad que encontraréis en la edición Asturias/Cantabria de la revista será que ya no participo en él como coordinador editorial. Supongo que la mayoría de los lectores no se den cuenta de este detalle (de hecho en este número todavía aparecen un par de textos que llevan mi firma), pero para mí supone un cambio profundo que no quiero dejar sin comentar por aquí blog.
A principios de julio, justo al día siguiente de cerrar el número de verano de la revista, tuve que coger la maleta y salir corriendo para empezar con una nueva vida a 600 kilómetros de Cantabria. Y 600 km es demasiada distancia cuando se trata de seguir desde la primera línea todo lo que acontece en la escena de la música local, que es a lo que me he dedicado en estos últimos años. Así que, desgraciadamente, las circunstancias me han obligado a ceder mi puesto en MondoSonoro a otra persona que se encuentre en mejores condiciones para cumplir de forma óptima con esas tareas.
Durante más de una década, formar parte del equipo de MondoSonoro me ha reportado innumerables satisfacciones profesionales y personales, como ya he comentado alguna vez antes en este blog. Por eso me da mucha pena dejarlo de un día para otro. Intento consolarme pensando que es mejor dejar las cosas cuando todo va bien, antes de que se esfume la ilusión por sacar adelante cada nuevo número y la desidia y la inercia sean la únicas cosas que me mantenga en mi puesto. A pesar de todo, aún me quedaban fuerzas para seguir haciendo un buen trabajo con la revista. Vamos, que sí que me siento algo triste por tener que ceder mi sitio.
De todas formas, sé que el equipo que queda en Mondo Asturias/Cantabria va a seguir haciendo la revista mejor que nadie. Ahí seguirán Ernesto y Roberto Palacios en Cantabria, y Sete y Javi desde la oficina de Asturias. Y sé que con el nuevo fichaje que es Roberto Silva es imposible que las cosas vayan a salir mal. Este es sí es el consuelo que me queda.
En fin. Solo me resta dar las gracias a todo el mundo que durante estos casi doce años me han echado una mano para que todo funcionara de la mejor forma posible, y desear al equipo de la Mondo que todo funcione -como poco- tan bien como hasta ahora.