Llevaba unos meses que no hacía un repaso masivo a los últimos cómics que he leído, así que ya tocaba. Así que con este post empiezo una serie de tres en la que iré repasando cosillas que han pasado ante mis ojos a los últimos meses. Y hoy toca comentar The Legend of Zelda: A Link to the Past, de Shotaro Ishinomori, Un millón de años de David Sánchez, Cuadernos de Nieves y Esteban de Pablo Burgueño, y Gyo de Junji Ito. ¡Qué aproveche!
- The Legend of Zelda: A Link to the Past, de Shotaro Ishinomori
A lo largo de las últimas temporadas han aparecido un puñado de adaptaciones al manga de las correrías de Link y compañía, los protagonistas de la saga Zelda. La mayoría tienen una apariencia de manga infantil sin mucha sorpresa que no han terminado de despertar mi interés. Sin embargo, la adaptación de A Link to the Past es otra cosa. Se trata de la adaptación al cómic del mítico Zelda de Super Nintendo, que por otro lado debe de ser el juego de la saga al que más horas le he dedicado. Este manga a todo color se publicó originalmente en Japón en 1993, pero el dibujo mantiene trazas de los cómics japoneses de finales de la década de los setenta y principios de los ochenta; un estilo retro que no se suele encontrar últimamente en las estanterías de las librerías especializadas, a excepción de reediciones de clásicos como Osamu Tezuka o Goseki Kojima.
Sobre el manga en sí podría poner muchas pegas, pero no las voy a poner. Concho, que es el cómic de A Link to the Past, no pienso decir nada malo sobre una cosa que luce tan bella en mi estantería.
- Un millón de años, de David Sánchez
Con cada nuevo lanzamiento la reputación de David Sánchez ha ido creciendo, y la aparición de este Un millón de años (2017) ya ha venido avalada por un aluvión de críticas más que positivas. Yo he llegado tarde a este fenómeno, y a pesar de que hace tiempo que bastante gente me ha venido recomendando Tú me has matado (2010) y No cambies nunca (2012), no me he puesto con este autor hasta este Un millón de años.
El caso es que no he disfrutado demasiado con este cómic. Reconozco que cuenta con numerosos elementos que me agradan (todas esas referencias con la vista fijada en Charles Burns y David Lynch), pero en general me ha dejado un poco frío. No sé, es posible que en sucesivas lecturas le coja más gracia. O igual es solo que me duele el bolsillo (20€ por un tomo que se lee en 20 minutos). Pero ya digo que no me ha convencido demasiado.
- Cuadernos de Nieves y Esteban, de Pablo Burgueño
El ilustrador Pablo Burgueño autoeditó hace unos meses su primer trabajo largo. Se trata de una recopilación de historias de tono autobiográfico, en las que quedan plasmados sentimientos y reflexiones sobre las relaciones de pareja, la historia, la vida familiar o la etnografía. La línea clara marca aquí tanto la forma (a través del limpio dibujo a lápiz) como el fondo (las historias y las reflexiones se van exponiendo con el mismo tono calmado y amable que las ilustraciones). En fin, que ha quedado un cómic bonito y emocionante.
De momento sé que se pueden conseguir ejemplares de Cuadernos… en la librería Nexus 4 de Santander, o poniéndose en contacto con el propio autor. Id a por uno, merece la pena.
- Gyo, de Junji Ito
Me encuentro enganchado a los manga de Junji Ito desde que hace unos meses descubrí su trabajo. Lo último suyo que he adquirido han sido los dos tomos de Gyo, una de sus obras más afamadas. Como de costumbre, se trata de una historia de terror marcada por la putrefacción física y moral del ser humano: una plaga horrible plaga de peces con patas que amenaza con arrasar cualquier vestigio de vida sobre la faz de la tierra, lo que empuja al mundo entero a cometer las más terribles bajezas.
En comparación con otros de mis favoritos del género como Suehiro Maruo o Shintaro Kago, Ito cultiva un de terror más clásico y con mayor apego al lenguaje cinematográfico que otros. Sin embargo, en Gyo se muestra una mayor carga de escatología y truculencia, que le dan a esta miniserie un punto de dureza que por supuesto que me encanta.
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