Antigua & Barbuda eran un grupo de Pamplona que mezclaban metal bruto con ruiditos 8 bit. Me tiré una temporada enganchado a su primer LP, «Try Future«, y tiene pinta de que coincidió con el momento en que activé mi cuenta de last.fm, porque el tema que da título al disco fue el primero que quedó registrado.

El grupo estaba en el sello Underhill Records, que sacó a un buen puñado de bandas en la órbita del post hardcore que me fliparon bastante por aquel entonces: Half Foot Outside, los primeros Delorean, Moksha, Adrift… En 2009 la venta de discos físicos ya estaba muy de capa caída, pero todavía aguantaba lo de descubrir música a través de los catálogos de distrubuidoras independientes o de los puestos de discos de los festivales. Ains, cuánto se echa de menos todo aquello.

Siempre se destaca «Forever Changes« como la obra maestra de los Love de Arthur Lee, y me da pena lo poco que se habla sobre otros discos suyos. Mismamente, este «Da Capo» es increíble de cabo a rabo. Orange Skies es el segundo corte del disco, una maravilla de soul psicodélico de primerísima categoría. Lo adoro, así que voy a aprovechar para escuchar ahora el disco una vez más.

No Age era un dúo de batería + guitarra que hacían algo así como indie rock con querencia por el post hardcore. Valley Hump Crash es el octavo corte de «Everything in Between«, un medio tiempo con melodías a lo Sonic Youth que crece en volumen e intensidad a medida que corre el segundero. Durante una temporada parecían destinados a salvar el rock de guitarras, pero pasado un tiempo se fueron apartando del foco de la actualidad y les fui perdiendo la pista. A día de hoy no tengo ni idea de si continúan funcionando. De hecho, hacía siglos que no escuchaba este tema y, oye, sigue sonando mejor que estupendo.

Según las estadísticas de last.fm, Hüsker Dü es el grupo al que más escuchas he pegado desde que me abrí la cuenta. Y no diré yo que no es verdad, porque esta banda me alucina.

Games es el séptimo corte de «Flip Your Wig» (1985), el cuarto disco del grupo. El tema tiene un espíritu manifiestamente power pop, en la línea de mucho de lo que hicieron en sus dos últimos discos. No creo que se encuentre entre las canciones más recordadas del grupo, pero no por eso deja de ser un tema increíble: cualquier canción menor de Hüsker Dü está varios palmos por encima de lo más inspirado de cualquiera de sus imitadores.

Los Guitar Wolf tocaban punk rock sucio y ruido. Recuerdo que vinieron a tocar una vez a la Sala Tropicana de Santoña y los amigos con los que fui al concierto se quejaron de que eran demasiado cerdos y macarras. Pero es que yo pienso que para hacer punk manso y ordenado pues como que mejor no hacer nada.

Como buenos japoneses llevaban su imagen hasta el límite, así que llevaban riguroso uniforme de cuero de los pies a la cabeza, tupés imposibles y nunca se quitaban las gafas de sol. No se podía molar más. Pero si hasta protagonizaron una película en la que combatian una invasion alienígena. A ver cuántos grupos te pueden ofrecer tanto.

Celtif Frost fueron un grupazo de metal tremendista, que hacían una especie de thrash metal sucio y gordo que parecía anticipar lo que tiempo después fue el death metal. Siempre me hizo gracia el cuello del cantante Tom Warrior (¡toma nombre!) y también que fueran de Suiza, que es un sitio del que no me vienen a la cabeza muchos más nombres de artistas. Ah, y la portada del «To Mega Therion» (el disco en el que este (Beyond the) North Winds ocupa el séptimo corte), que es una de las ilustraciones de más feas de H.R. Giger. que recuerde haber visto.

Tengo temporadas en que devoro música de Flying Lotus, y otras bastante largas en que ni recuerdo que existe. En cualquier caso, entre unas y otras el número de scrobbles de este artista en mi cuenta de last.fm es más que estimable «Until the Quiet Comes» es el disco suyo que más veces he escuchado, y este Tiny Tortures es una joyita de microjazz interdimensional. A todo esto, nunca había visto el vídeo de este tema y he de decir que me parece tan chulo como la canción.

«Eskizofrenia» es mi disco favorito de Eskorbuto que más he escuchado. Y este Exterminio de la raza del mono no puede representar mejor el espíritu de los de Santurtzi: misantropía, oscuridad, pulsión autodestructiva, maraña de guitarras y batería gigantesca. Y no sé qué más contar.

Creo que medio mundo descubribmos a Future Islands cuando apareció Singles, su cuarto LP. Muchos en mi cuadrilla quedamos enganchadísimos al disco. Bueno, y supongo que en muchas otras cuadrillas pasó lo mismo. Cuando la ponían en algún bar imitábamos los bailes bajos y los golpes en el pecho de Samuel T. Herring, teníamos estudiadísimos todos sus movimientos. Incluso hicimos una expedición a Gijón para verlos en directo en el teatro Albéniz. Más adelante han seguido sacando discos que cada vez me han llamado menos la atención; pero en 2014 todavía les escuchaba con ansia, así que es justo que figuren aquí.

A lo largo de mi vida he escuchado muchísimo Metal y Hardcore, aunque paulatinamente mi interés por las novedades de estos géneros ha ido decayendo. Uno de los últimos grupos de tralla con los que estuve realmente enganchado fueron Torche. Como buen grupo de sludge, sonaban mugrosos y pesadísimos, pero tenían unos aires así power pop en las voces que los hacían maravillosamente ligeros e incluso luminosos. En cierto modo, yo veía en ellos una especie de sucesores de Hüsker Dü.

Ví en directo a Torche el 11 de mayo de 2015 en el Kafe Antzokia de Bilbao, por lo que el día que alcancé las 45000 escuchas aún debía de estar engorilado con aquello. Por desgracia, a partir de aquel momento el grupo se fue dejando ver cada vez menos, y de hecho me acabo de enterar de que se despidieron definitivamente el año pasado. Vaya lástima.

Eran de Manchester y hacían una música elegantísima. Conocí a Horsebeach porque el Madrid Popfest les había programado para su edición 2016. De hecho, les vi en directo allí apenas una semana más tarde de este 27 de febrero. Recuerdo que al terminar de tocar los chavales se lo estaban pasando tan bien que ni se molestaron en pillar el avión de vuelta y se quedaron de parranda por Madrid.

Bueno, lo importante: que viva el Madrid Popfest y el inestimable trabajo que hacen cuando se ponen a programar grupazos.