El pasado martes fallecía el periodista Jesús Arias. A la inmensa mayoría supongo que este nombre no les sonaría de nada. Puede que a los que estaban un poco metidos en el mundo de la música les sonara por haber formado parte del grupo T.N.T. (banda seminal del punk ibérico) o por ser hermano de Antonio Arias, el líder de Lagartija Nick. Rascando un poco más se descubriría que su nombre es el primero en la lista de agradecimientos en el “Omega” de Enrique Morente y Lagartija Nick por sus aportaciones al proyecto. Y este no fue su única aventura fuera de su propio grupo: entre otras muchas, en los últimos años había formado el proyecto Qüasar, y hace unos meses estrenó la obra “Mater Lux” con la colaboración de nombres como Erik Jiménez o Soleá Morente.
El caso es que yo conocí a Jesús hace ya unos cuantos años a través del extinto foro de Ipunkrock. Lo cierto es que nunca le conocí en persona, pero hay gente a las que lees con tanta atención durante tantísimo tiempo que terminan por parecer que guardas con él una relación directa. Jesús solía escribir bastante en ese foro con el nick Exxon Valdez, y muy a menudo lo hacía sobre temas más que interesantes. Tenía historias para contar a patadas, y se veía que le gustaba compartirlas con todo el que quisiera escucharle.
Así, dedicó bastante tiempo a repasar los recuerdos del tiempo que pasó con Joe Strummer mientras este vivió en Granada. Jesús Arias empezó siendo su profesor de español, y pronto se convirtió en gran amigo suyo, lo que, tal y como él lo relataba, propició una cantidad ingente de intensas vivencias. Parte de ellas han quedado reflejadas en sus intervenciones en los documentales “Joe Strummer: vida y muerte de un cantante” de Julien Temple y “Quiero tener una ferretería en Andalucía” de Carles Prats. Pero fue en ipunkrock donde dejó páginas y páginas llenas de anécdotas de esa época. Incluso en algún momento llegó a colgar los archivos de audio con grabaciones con la voz de Strummer registradas con grabadora de cinta en la propia casa de Jesús.
Una de las cosas que más me apenaron del cierre de ipunkrock (y supongo que también a la mayoría de los usuarios del foro) fue que con él iban a caer en el olvido todas aquellas historias, que bien merecerían haber sido recopiladas en un libro. Por fortuna alguien se ocupó de reunirlas y colgarlas en este blog. Pero, por desgracia, muchas otras de sus historias quedaron en el olvido.
Como narrador nato que era también dedicó ni se sabe cuántos posts a hablar de su relación con Enrique Morente, de cómo se gestó el disco “Omega”, de todo tipo de vivencias que compartieron… y más adelante sobre su prematura muerte que él siempre achacó a una negligencia médica.
También habló largo y tendido sobre la historia de su grupo de toda la vida, T.N.T. Y sobre sus nuevos proyectos. Ahí dejó testimonio de cómo se creó Qüasar. Y de cómo iban surgiendo nuevas ideas, muchas de ellas auténticas locuras, aunque algunas llegaron a buen puerto como el “Mater Lux” que comenté ahí arriba. Temas de todo tipo (recuerdo como especialmente interesantes sus reflexiones sobre el conflicto geopolítico en Somalia), aunque no todos fueron gozosos.
En plena crisis económica le echaron de su trabajo en el periódico Granada hoy, y eso le acarreó no solo problemas económicos sino que le condujo a una depresión de la que también dejó constancia en posts desgarradores. Esta situación se agravó en los últimos tiempos con todo tipo de dolorosas experiencias personales que le sobrevinieron. O quizás fue esa depresión la que le condujo a esas situaciones. Aunque poco importa ya eso.
Hay muchos detalles de su vida que se me escapan, básicamente porque nunca le conocí en persona. Pero el caso es que hay personas a las que, a fuerza de saber de ellas, se las llega a apreciar como si fuera un vecino de la escalera o un compañero de la barra del bar del barrio. Te tiras tanto tiempo leyendo y asimilando las cosas que te cuentan que llega un momento que les coges un afecto especial.
Y, en este caso, esto iba acompañado de admiración profesional. Apenas he leído palabras suyas en medios de comunicación tradicionales. Pero su capacidad para comunicar, aunque tan solo lo hiciera a través de posts de un foro de internet, me parecía alucinante.
Lo más triste de todo es que a día de hoy todos esos textos se han perdido en la infinidad telemática. Me gustaría enlazar muchas de esas historias, pero hace tiempo que eso ya no es posible. Es lo terrible de esta era 2.0: todo parece más accesible que nunca, pero todo se vuelve efímero, demasiado volátil como para que podamos disfrutar de forma plena de aquellas cosas que verdaderamente lo merecen. Un más que ganado reconocimiento póstumo quizás habría permitido dignificar la figura de este hombre. Pero, como un auténtico maldito, después de un final de su vida lleno de penurias ni siquiera tendrá derecho a esa redención. Sin duda, la vida y la muerte no conocen de justicia.
Hasta siempre, Jesús Arias.
Pd- Acabo de ver que alguien ha colgado algunas de sus parrafadas sobre Enrique Morente aquí. Ojalá pronto se puedan recuperar más textos suyos como estos.