La entrevista perdida a Estereotypo

el ingobernable azar

El pasado 17 de febrero el grupo Estereotypo publicó “El ingobernable azar”, su cuarto y último LP hasta la fecha. El disco anunciaba una nueva era para la banda, que estrenaba formación, sonido y letras en castellano. Desde Mondosonoro me encargaron entonces que realizara una entrevista al grupo para que apareciera en la edición nacional, así que me acerqué a su local para charlar con ellos mientras preparaban uno de los ensayos previos a la gira de presentación. Por desgracia, en la revista impresa tan solo apareció una versión muy reducida de la conversación que tuvimos, así que aquel trabajo quedó olvidado en un cajón (bueno, más bien en una de las carpetas de mi disco duro). El caso es que me parece una pena que todo aquello vaya a quedar perdido para siempre, así que aquí va la transcripción de lo que hablé con David Van Bylen (voz y guitarra), Sergio Madrazo (batería y voz) y Piloshka (voz y sintetizadores) el pasado 9 de febrero.

¿Cómo ha sido la salida del grupo de Fran, vuestro anterior guitarrista?
Sergio-Ha sido decisión personal de Fran. Se puso a disposición de quien viniese al grupo después de él y ahora nos seguimos llevando genial.
David-Después su salida continuamos Sergio y yo solos, con la idea de seguir un rumbo nuevo. De primeras buscábamos un músico complementario para giras; estuvimos valorando opciones, y al final nos quedamos con esta. Piloshka (Pilar Revuelta) se ha implicado bastante en hacer canciones para el disco, aparte de que ha aportado frescura y suscita curiosidad e interés. Al final creemos que por su implicación se ha convertido en parte del grupo.
Por otro lado, yo antes tocaba el bajo en todas las canciones, y ahora toco en todas la guitarra. Ha sido necesario reestructurar un poco el repertorio viejo.
S-En estas nuevas canciones tiramos mucho de teclado, y de eso se hace cargo ella, con lo que David puede centrarse en la guitarra.

Pilar, ¿Cómo ha sido tu entrada en el grupo?
Pilar– David y yo nos conocimos hace años al hacer la banda sonora de una peli, y de hecho recuerdo que hace mucho vine a este local para ensayar una versión de “Años 80” de Los Piratas. Con el grupo empecé tocando el teclado, y he empezado a meter la voz cuando se ha cambiado al castellano.
Cuando entré, lo principal era adaptarme a los temas que ya estaban hechos. Me tuve que amoldar a lo que había. Con el cambio al castellano ya me he podido involucrar más, aportando letras y melodías, y ahora por fin me siento parte de Estereotypo. Porque al principio ni siquiera se decía que yo estaba en el grupo…
S-al principio solo buscábamos un componente nuevo, algo provisional…
P-de hecho, hemos dado varios conciertos juntos pero hasta ahora no se ha dicho que yo formo parte del grupo.

Es curioso que también formas parte de Garma, un grupo de un estilo que aparentemente tiene poco que ver con Estereotypo como es el folk.
P-Yo empecé tocando con el grupo Atlántica, y después ya con Garma. Canto en un grupo folk pero no soy muy folki. Al final simplemente soy cantante, y toco muchos estilos. Mi grupo ya sabe que yo ya toco en otros estilos de música y tengo otros estilos de vida, que por ejemplo también canto en el circo. Igual si eres muy folki… pero no, en mi grupo, son tantos años que ya no se extrañan. Pero es un asunto más del personaje que de mi propia personalidad.

Vuestro disco nuevo se titula “El ingobernable azar”. ¿Cómo definiríais lo que viene en él?
S-Es un poco ecléctico. Hay varias canciones que llevan una misma línea, pero nos salimos de ella bastantes veces. Hay guitarra, rock’n’roll… no hay una línea muy fija.
P-Yo creo que el disco no cansa porque te sorprende de una canción a otra.
D-Si lo comparas con el anterior, sí que vuelve a la esencia de banda de pop rock, con más guitarras y menos obsesión por los ritmos de baile. Pero aún así suena muy potente. Y tiene mucha variedad: cosas muy poperas como “No son horas”; “Castillos en el aire” que es así como muy lenta, muy épica… vamos, muy Bunbury, muy Muse (risas); las hay mas felices con el ukelele…
S-No hemos variado el leitmotiv de Estereotypo. Pero también hemos crecido, han pasado bastantes años y las letras dicen otro tipo de cosas.
D-Es un disco de los de antes. Ahora te recomiendan que no hagas discos largos. Pero con este puede que dentro de seis meses alguien descubra que le gusta la canción número 10. Es un disco de largo recorrido.

El anterior fue el disco más electrónico de Estereotypo, pero en este parece que regresáis a los sonidos analógicos.
D-¿Te acuerdas del primer disco, que era más variado, más guitarrero? Pues este vuelve a coger el rollo de banda, rollo de guitarra y de variedad. En el anterior fue cuando más tratamos de que todo fuera en la misma línea, y este es todo lo contrario.
S-Por ejemplo, aquí hay muchísimos coros.
D– Antes cantaba yo y Sergio hacía coros, y Fran metía ocasionalmente alguno. Ahora está Pilar, que canta infinitamente más y mejor que Fran. Se ha multiplicado mucho el tema vocal.
Por otro lado, el anterior creo que nos quedó demasiado limpio, nos pasamos de producido, no hay guitarras que tapen el resto de sonidos… Ahora, comparado con el anterior, para nosotros es como una vuelta al punk. Ha sido reencontrarme con la guitarra al entrar Pilar, y empezar una nueva etapa, de salir con energía renovada, ¡desbocada! En cierto modo, el ruido que abre el disco (nota del redactor: lo que suena es el zumbido de un amplificador al que se le enchufa una guitarra eléctrica) es como una declaración de intenciones.
Y, claro, a mí también me ha dado nuevas energías la llegada del pequeño Marcos, mi hijo…
Por otro lado, en el anterior disco todo iba como si fuera una sesión. De hecho, al preparar este me puse con discos viejos de Led Zeppelin y Pink Floyd, donde la primera es una cosa, la segunda suena a otra que no tiene nada que ver… no tienen por qué ser estilísticamente afines, pero después de poner la primera te apetece escuchar la segunda. Una más rápida, otra lenta, una guitarrera y otra electrónica… en el anterior no se me hubiera ocurrido colocar las cosas así.
Mira, el Independance Club (nota del redactor: club donde David Van Bylen es dj residente) te obliga a que te olvides de estilos: eso sí que es un freestyle total. Y estoy aprendiendo mucho porque tienes que estar con la sala petada con gente de todas las edades y todos los tipos. Y es como que de repente vuelves a escuchar cosas que tenías por ahí olvidadas. De hecho también he pinchado en bodas, y ahí es donde dices “anda, ¡si existe la cumbia!

En este, la producción también es mucho más orgánica, menos fría que en el anterior.
D-En el anterior buscaba algo muy producido, igual sí que tenía el chip metido de hacer las cosas de esta manera. En este no está tan centrado en una sola cosa sino que recopila varias muy diferentes… así que he intentado que la forma de producir no se quedara en lo típico de que “como el productor está cebado ahora con esto, pues suena a esto”.
S– Pero la evolución sí que se te ve. Ahora tienes mucho más soltura.
D-Es más difícil hacer sonar bien algo tocado por una banda que algo más electrónico. En el anterior, con ese afán de sonar bien, al final ibas cortando todo hasta que quedaba limpio… y aquí no. Hay hasta canciones grabadas en boceto, en casa.

El ingobernable azar

En el disco aparecen novedades que saltan a la vista desde la primera escucha. Una de ellas está en “El futuro”, donde Sergio se estrena como cantante.
S-Hasta ahora metía coros pero como nunca he cantado solista. Es la primera vez que he llevado el protagonismo en la voz.

También hay varios momentos del disco en los que me habéis recordado a Crystal Fighters.
D-Crystal Fighters son una influencia que ha vuelto al grupo, entre otras cosas porque juegan mucho con las voces chico-chica.
S-eso es, tienen mucho juego de voces, también tienen congas…
D-En el disco anterior ya hicimos muchos experimentos de sonidos y cosas así, y en este ya lo hacemos con toda tranquilidad. Al componer ya no hay problema en decir “¿por qué no metemos aquí un ukelele?”.

¿Qué os ha llevado a cambiar el idioma de las letras al castellano? ¿Qué ha implicado este paso en la música?
S– Es muy diferente. Acostumbrados a hacerlo en inglés durante tres discos… esto es parecido, pero se complica más.
D-Cantar en castellano es una cosa que siempre hemos tenido en mente, porque nos damos cuenta de que a la gente se le llega tanto por la música como por la letra. Pero siempre nos ha parecido complicado hacer letras que encajen bien con la música y que no distorsionen su esencia. Estereotypo hacemos una música bastante positiva, así que las letras tienen que seguir esa línea pero sin caer en la superficialidad y el hedonismo de las típicas cosas de fiesta fiesta!!!, pero tampoco cortar el rollo a la gente que lo escucha. Por eso nos ha costado un poco.
S– Nuestras canciones en inglés tenían su propio contenido, y de hecho algunas son bastante profundas. Pero este cambio hace que la gente se involucre, conecte, se aprenda las canciones…
D-Ha sido un cambio que teníamos en mente desde hace tiempo, y ahora lo hemos visto claro. Ya no concebimos volver a cantar en inglés, está superdecidido seguir porque esta es nuestra forma de expresarnos. Ha cambiado el proceso de hacer canciones, porque antes componíamos la música y las melodías con wachiwa y luego encajábamos las letras. En castellano trabajar de esta forma queda más forzado, así que hemos empezado a hacerlas al revés, a hacer la melodía a partir de frases de la letra. Sí que cambia la forma de hacer las canciones.

David, ¿ha cambiado tu forma de cantar al pasar a hacerlo en castellano?
D– Antes notaba más diferencia, ahora ya no tanto. Todo ha venido con el proceso de aprender a cantar, de pillar técnica. Yo aprendí cantando en inglés, y de esta forma cogí soltura y confianza. No sé si es por el tipo de pronunciación, pero me iba mejor así. Durante mucho tiempo, cuando cantaba en castellano cantaba peor. Pero ahora me siento igual de cómodo, aunque sí que la sonoridad de los dos idiomas es diferente.

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