Pues sí. Ayer soñé que entraba a la taberna Atropá de Santander y descubría que en una de las mesas del fondo estaba sentado solo David Cronenberg. Y nadie se había percatado. En un momento en que se acercó al baño le abordé para declararme fan y esas cosas, y la verdad es que el tío estuvo bastante majo. La cosa es que entonces me vino a la cabeza que antes había estado en la cafetería del Edificio Interfacultativo de la Universidad de Cantabria y allí me había encontrado con Jean Michel Jarre, solo que con él no me paré a hablar. Y en otro lugar que no recuerdo me había tropezado con Juan de Pablos, a quien sí que le di un abrazo porque sé que es un tío amable y cariñoso.
Lo gracioso es que Cronenberg estaba de una sola pieza y tenía un aspecto saludable, cuando siempre que pienso en él me lo imagino mutilado o al menos en medio de un proceso de mutación. También me llama la atención la presencia de J.M. Jarre, al que nunca he prestado demasiada atención. Lo de Juan de Pablos es más normal, dado que alguna vez sí que le he abrazado en persona.