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Death Grips
Dicho y hecho: aquí llega la continuación de mi repaso a los discos de hip hop que me han enganchado en los últimos meses, con otros tres raperos norteamericanos y otro de Barcelona.
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Death Grips – The Money Store (2012)
Stefan Burnett es un negro cabreado. Y en su grupo no hay lugar para sutilezas: “The Money Store” es el disco más bruto no solo entre los que están en el lote, sino también de lo que se ha podido escuchar en las últimas temporadas casi en cualquier estilo. Sobre unas bases que tienen bastante más que ver con sonidos europeos como el grime y el gabber que con el hip hop norteamericano al uso, empujado por la batería de Zach Hill (uno de los bestias del dúo Hella) Stefan rapea ton toda su mala hostia. Cuidado, esto da miedo.
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Kanye West – Yeezus (2013)
Hace tiempo que Kanye West no oculta que trata de ocupar el trono de rey del pop que una vez ocupó Michael Jackson. De momento ya se ha ganado un hueco fijo en la prensa rosa por sus extravagancias y escándalos extramusicales. Pero también es cierto que lleva más de una década coleccionando discos de platino, y que estas se sostienen con discos de una creatividad desbordada. “Yeezus” supone una nueva vuelta de tuerca a su trayectoria: más austero, más oscuro y más violento que sus trabajos anteriores, pero igualmente rico en ambientes y estados de ánimo. Desde el la impetuosa tormenta electrónica de “On Sight” al llanto de autotune en “Blood on the Leaves”, desde la bajada al infierno gabber de “I Am God” a la ascensión al paraíso soul de “Bound 2”, cada uno de los diez cortes suenan alucinantes, como ventanas desde las que descubrir el pop del futuro. ¿Merece la pena tomar en serio la música de una estrella de los 40 principales? Lou Reed dijo que sí. Y yo le doy la razón.
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Kendrick Lamar – «Good Kid/M.A.A.D. City» (2012)
La crítica se deshizo en elogios con la salida de este disco. De hecho, a algún periodista especializado le he leído que se trata del disco de hip hop más importante de los últimos años. Pues no tengo ni idea de si esto es así. Pero sí que me he encontrado con un gran álbum, que rompe barreras y escapa de tópicos. Kendrik rapea sobre los peligros de crecer en el barrio (no se había cantado sobre Compton con tanta fuerza desde los tiempos de N.W.A.) y lo hace con un flow camaleónico, que muda su piel en cada estrofa, sobre unas bases sorprendemente gráficas. Y lo más tremendo es que este es el primer álbum que publica el chaval. Es el chico de moda, hasta tiene su propio personaje en GTA V. Aquí hay mucho futuro.
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Mucho Muchacho & Cookin Soul – Cookin’ Bananas (2013)
Diez años llevaba Mucho Muchacho sin publicar nuevas canciones, hasta que hace unos meses colgó en internet este “Cookin’ Bananas”. Conserva su flow genial, pero ahora, entre los habituales himnos al lujo y a las mujeres y a la farra se cuela un poso de decepción por las ilusiones, los amigos y las novias que se quedaron por el camino. En las bases, en el estilo neoclásico de Cookin’ Soul hace que no se echen en falta las virguerías de los productores con los que Mucho Mu grabó anteriormente… y eso es mucho.
Estas no son todas las negratadas que he escuchado este año. ahí estarían también cosas como el último disco de Major Lazer o el de Janelle Monáe, a los que no procede que comente por aquí porque escapan del todo del concepto hip hop. El caso es que estas tempoaradas la música negra vuelve a dar discos importantes, de los que roban con todas las de la ley el protagonismo al aburrido pop blanco. Avisados estáis.