No, está claro que no se habla poco sobre Pxxr Gvng. Desde hace unos meses el goteo de nuevas informaciones sobre el grupo es incesante en la prensa especializada e incluso en la generalista. Hablan mucho sobre ellos los vendedores de cotilleos y chorradas, pero cada vez son más los responsables de “prensa seria” que se vuelcan sobre el fenómeno. Pero, ¿merece la pena tanta atención sobre los pobres del raval?
Por si alguien todavía no se ha enterado, Pxxr Gvng es un grupo integrado por D. Gómez, Yung Beef y Khaled, chavales de distintas procedencias que se unen para trapear sobre las bases del productor barcelonés Steve Lean. Tuve noticia sobre ellos por primera vez a finales de 2014, pero tras escuchar entonces lo que hacían no me preció que mereciera la pena perder el tiempo con ello. Lo que sonaba en sus canciones era un trap de letras cutres y sin demasiado contenido, mal rimadas y recitadas con un acento incomprensible, y todo acompañado de unas bases bastante rutinarias. Nada que tuviera pinta de llegar demasiado lejos.
Pocos meses después me entero de que el grupo está licenciando su música con la multinacional Sony, y que sin tener siquiera un primer LP en el mercado ya se les ha incluido en el cartel del Sònar y del Mulafest. Más tarde veo que la banda ha lanzado una delirante campaña de crowdfunding para recaudar fondos con los que grabar un vídeo para la canción “Tu coño es mi droga”. Para ello cuentan con la colaboración del director Sergio Caballero, uno de los capos del Sònar y el responsable de la explosiva imagen gráfica del festival. Y mientras tanto el grupo no para de subir vídeos con nuevas canciones sus proyectos paralelos, y también de ellos mismos contando sus movidas con sus colegas y sus enemigos del barrio.
Ah, y también vídeos de sus actuaciones en vivo, en los que queda patente que la parte musical (unos playbacks nada disimulados) es una mera excusa para que ellos se dediquen de lleno a… yo qué sé, no sé definir lo que hacen cuando están encima del escenario.
A finales de verano de 2015 sale a la calle su primer LP (”Los Pobres“), al mismo tiempo que La Mafia del Amor, el proyecto reggaetonero de Pxxr Gvng, escala en las listas de Promusicae. La bola sigue rodando, y su popularidad no para de crecer.
¿Qué méritos tiene el grupo? Yo les encuentro muy pocos. Además de los defectos técnicos que he señalado unos párrafos más arriba, veo que en su propuesta todo tipo de toques de machismo y consumismo descerebrado, acompañados de una falta de conciencia de clase y de perspectiva social, que terminan por conformar un discurso alarmantemente conservador. En fin, que no hay mucha novedad respecto a lo que se ha visto en tantos raperos asquerosos.
Lo que más me ha llamado la atención son los apoyos que han recibido por parte de blogs y periodistas musicales dedicados al pop. Gente que rara vez dedica sus espacios a hablar sobre otros grupos de rap español, ni tampoco músicas con contenidos políticamente incorrectos o estridentes.
Porque, como se preguntaba una amiga, ¿qué le puede llevar a un señor indi de clase media, que hace tiempo que sobrepasó la barrera de los 40 años y a quien de joven no le interesaron las macarradas, a ensalzar un despropósito como Pxxr Gvng? La respuesta se me escapa la verdad. ¿Buscarán en ellos un equivalente ibérico a N.W.A., ahora que el revival está servido? ¿O quizás a unos nuevos Eskorbuto, ahora que inexplicablemente se han convertido en un icono de moda? El caso es que Pxxr Gvng carecen de las virtudes musicales y de la credibilidad que tienen aquellos otros. Así que a saber.
Me parece clamoroso el hype que se ha montado en torno a este fenómeno. Estoy seguro de que dentro de unos años muchos se avergonzarán de los elogios que dedicaron a este grupo. En fin, que cada uno se divierta con lo que le dé la gana, faltaría más. Pero lo peor de todo es la falta de credibilidad que envuelve al gremio del periodismo musical cuando se presta a estas cosas. Que no vale todo. Que está feo dar bombo a patochadas del calibre de Pxxr Gvng y quitar el espacio que no encuentran cosas que sí se lo merecen. Criterio, hay que recuperar un poco de criterio.