Adiós, 2024 (I): descanso dejas

De los doce años que lleva activo el blog de spam de autor, 2024 ha sido el que menos actualizaciones ha tenido. ¿Qué sentido tiene hacer un resumen de un año en el que no he contado nada? Pues, justamente, me puede servir para repasar qué cosas he dejado de comentar por aquí. 

Entre el 24 de diciembre de 2023 y el 30 de octubre de 2024 el blog estuvo completamente inactivo. Diez meses de sequía total. Vaya desastre. Yo, que me tiré cerca de quince años redactando textos a diario para que publicar en medios ajenos, de pronto un día paré en seco. Es que ni siquiera hice intentos de escribir para mí mismo. ¿Qué me sucedió? Venga, lo voy a resumir en estas cinco cosas que este año me mantuvieron distraído. 


Oposiciones. Maldita la hora en la que decidí volver a estudiar. He pasado meses y meses prácticamente encerrado en bibliotecas. Y esta vez me ha tocado empollar un temario especialmente duro, feo y poco inspirador. Así que, sin tiempo libre y con la bombilla de las ideas fundida, casi llegué a olvidarme de que existía este blog. 

Volver a empezar de nuevo. Al final de la primavera me examiné, y el destino decidió que yo debía aprobar. Así que de pronto volví a tener tiempo libre. Lo malo fue que, tras nueve meses de encierro, prácticamente había olvidado lo que es la vida fuera de la oficina y la biblioteca. Así que vinieron unos cuantos meses de tratar de hacer vida al aire libre, quedar con otros seres humanos, asistir a conciertos, leer textos que nunca han salido publicados en el BOE… Evidentemente, durante esos meses de rehabilitación física y mental, lo de tirarme una tarde sentado frente a la pantalla del ordenador no estuvo entre mis prioridades. 

El Internet no es nutritivo. Desde el primer post que publiqué en el blog, uno de los grandes objetivos de Spam de autor ha sido el de resistir frente a la inercia que desde siempre empuja lo que se hace en internet hacia un limbo de uniformidad y adocenamiento. El caso es que, cuanto más pasa el tiempo, la tendencia hacia la atonía espiritual no hace más que acelerarse en el infinito telemático. 

Uno  de los grandes acontecimientos internáuticos de 2024 en internet ha sido el colapso de la red Twitter/X y el éxodo masivo de usuarios hacia la plataforma Bluesky. A priori, no debería haber sido una mala noticia: Twitter llevaba años convertido en un pozo infecto de bots y trolls. Sin embargo, al ponerme a buscar en la nueva red el rastro de los perfiles a los que había ido siguiendo, me di cuenta de que una buena cantidad de ellos habían desaparecido. Unos habían fallecido. Otros habían cerrado su viejo perfil y no se habían molestado en abrir uno nuevo. Incluso hay quien lleva años alejado de internet. Ante este panorama, no sé cuántas veces me he planteado en 2024 si no debería seguir yo este último camino. 

Santander Ciudad Muerta. Vale, siempre me ha parecido una enorme paletada el slogan que dice que mi ciudad natal es La Atenas del Norte. Pero el panorama que me he encontrado cuando he vuelto a vivir a Cantabria ha sido francamente desolador. Es como si ya casi nadie tuviera ganas de plantarse frente a La Gran Carcundia que engrisece el alma de los santanderinos. 

Bueno, en realidad sí que quedan algunas aquí personas con ideas inspiradoras y entusiasmo suficiente como para tratar de sacarlas adelante. Mi objetivo para este 2025 es hablar sobre ellas en el blog. Se lo merecen, porque de verdad que hace falta mucho valor para no perder la esperanza ante un horizonte tan oscuro. De hecho, este ha sido uno de los motivos por los que estuve a punto de abandonar el blog en 2024. 

Los Videojuegos. Aparte de todo lo anterior, tengo que reconocer que mucho del tiempo que en otros momentos de mi vida habría dedicado a leer, a ver cine, a estar en galerías de arte o a escribir, en 2024 lo he dedicado a los Videojuegos. En concreto, he perdido cientos de horas sumido en el Persona 5 Royale, Oli Oli World, The Messenger y Nier Automata. Pero es que, con juegazos como estos, ¿quién preferiría perder el tiempo en buscar algo parecido a una “vida real” en esta especie de fiesta cosplay de la saga Bioshock en que se ha convertido Santander? O, mismamente, ¿quién se pondría a dejar el joypad para ponerse a redactar movidas?


Pero, ojo, que no todo para mí ha sido tan descorazonador como pueda sonar por los puntos anteriores. Ahora que ya he vomitado mis miserais en este post, espero dedicar la próxima entrada a algunas cosas bonitas que he vivido el año pasado. ¡Hasta pronto!

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