Hace unas horas me avisaron de que anoche ha fallecido Manuel Cuenca. Manel el del Factory.
Foto cedida por Antuán, asiduo del Factory.
Manel cerró el bar y se jubiló en 2011, es decir, un poco antes de que este blog viera la luz. Han pasado ya seis años, pero siento como si hubiera estado tomando una cerveza allí el fin de semana pasado. Fueron tantísimas noches las que pasé en el Factory que el recuerdo está más que vivo en mi memoria.
Durante los noventa, Manel tuvo el Manel (sic), un bar del Río de la Pila en el que recuerdo que ponían música que molaba (cosa que no era habitual en Santander en aquella época), pero por el que tampoco paré demasiado. Al cambiar de década el pub cerró para siempre -como sucedió en aquellos años con tantos otros garitos de aquella zona-, y poco después abrió el Pub Factory, en un local que estaba en la intersección entre San Simón y la Calle del Carmen (que no descubrí que en realidad se llama Calle del Sol hasta unos cuántos años más tarde), enfrente del Niágara.
No sé cuántas noches pude pasar en el Factory a partir de aquel momento. Hay que tener en cuenta que durante largas temporadas era uno de los pocos bares que abría entre semana, con lo que se convertía en parada obligatoria cada vez que se improvisaba algún plan. Y también que no era raro encontrar el bar prácticamente vacío, con lo que acababas hablando con él durante horas sobre música, sobre su familia o sobre cualquier tema de la vida. Aunque lo de la clientela era imprevisible: había rachas en las que el bar parecía que estaba de capa caída, y de pronto vovía a estar lleno todos los fines de semana durante meses.
Me resulta complicado poner orden a todos los recuerdos que me trae pensar en el Factory. Por supuesto, la voz de lija de Manel. Su enorme colección de discos de vinilo, de la que ahora solo me viene la cabeza el Warehouse: Songs and Stories de Hüsker Dü. Y la selección musical en general: ahí no sonaba ninguna cosa a la que Manel no le diera el visto bueno, y la verdad es que para eso siempre solía tener buen criterio. Ponía muchísimas cosas distintas, pero ahora mismo solo soy capaz de recordar momentos en los que sonaba alguna de The Cure, de Placebo, de Wilco, de Radiohead, de Los Planetas… Me acuerdo de parar ahí muchas veces a tomar la cerveza de calentamiento antes de entrar a pinchar los viernes al Metropole. Y también de entrar yo solo a tomarme una cerveza antes de ir para casa cuando completaba una ronda de pegar carteles en bares. Ver cómo se agachaba detrás de la barra para que no se notara que estaba comiendo un bocadillo mientras atendía. Encontrarme en el bar con la gente de Al Norte del Norte, porque aunque éramos residentes en el Metropole teníamos al Factory casi como segunda sede. Sí, a saber cuántas veces estuve ahí con Robreto, con Patru, con Stoner y con todos los demás. Y encontrarnos con Dako, con su hermano Luis, con Kike y con toda la cuadrilla. Y con Arantxa. Y con los Lazy. Y con Neve. Y con los que entonces se hacían llamar La Cámara Hiperbárica. Y con The Puzzles. Y con mucha más gente que solía pulular por allí y que ahora no caigo en quiénes eran. Ir al bar cuando estaba con Lucy. Y cuando estaba con Pilar. Y cuando estaba con Patri. Y cuando estaba con Paula. Y me acuerdo de oirle a menudo criticar al resto de la clientela. Y también a la gente que no era cliente de su bar. Y a los dueños del resto de bares. Porque Manel era muy de criticar. Pero, joder, era un tío que se hacía querer. Me he acordado hoy mucho de David, el hijo de Manel, con el que me llevaba de puta madre cuando íbamos a la facultad, y que finalmente consiguió dedicarse en cuerpo y alma a la Prehistoria, que los que no os habéis dedicado a esto dudo que os hagáis a la idea del mérito que tiene. Y me han venido a la cabeza todas las veces que te hablaba sobre su nieta pequeña. También recuerdo las fotos en blanco y negro colgadas en la pared del bar, que las había sacado el propio Manel, que tenía bastante buen ojo. Me acuerdo del día que llevamos Deu Txakartegi de los WAS a que conociera el Factory. Y del día que llevamos a Luis Auserón. Me acuerdo cuando empezaba a sonar The Mess We’re In de PJ Harvey con Thom Yorke, que significaba que Manel estaba a punto de sacar la fregona y te iba a echar porque cerraba. Y de quedarnos a terminar la copa ya en la calle, mientras veíamos cómo terminaba de fregar, bajaba la persiana y se marchaba solo para casa.
Cuando se jubiló, de vez en cuando te le podías encontrar paseando con su mujer por el Paseo Pereda, y siempre se paraba a saludar. Parecía contento de poder disfrutar de la vida diurna después de tantos años trabajando en la noche. De hecho, juraría que una de las últimas veces que estado en Santander me le encontré y volví a pararme a hablar con él.
Todo eso terminó anoche para siempre.
Este es un día muy triste para mí.
La de gente que ha sacrificado salud, dinero e incluso la vida para que otros lo pasen en grande.
Qué triste noticia DEP Manel 😔
Muy grande Manel.
Muchas horas entre esas paredes, no solo escuchando música, compartiendo historias y confidencias. Puede que tuviera un efecto «diván de psicólogo» ir allí a desahogarse un poco y hacer que los problemas parecieran menos…
En ese sentido, era mucho más que ir al bar.
Joer, y tanto que se hacía querer, a pesar de verle meter bajonazos a clientes que pedían música que no aceptaba: «Yo eso no lo pongo!». Hubo una temporada que solía ir los viernes. Era gracioso sin querer serlo. Muy crack!
Le echaré mucho de menos. Ahí se quedan muchos, muchos recuerdos de juventud.
Yo recuerdo muy bien el Manel, la primera vez que escuché música industrial allí, los 16, 17 años, que sonase Fascination Street siempre que estaba allí. Aunque fue el Factory el que llegó a ser mi casa. Antes de salir, parar a la charlada y joderle el sudoku, volver a las 12 porque apestaba todo, y cerrar el bar una y mil veces. Cuando prohibieron fumar, cuando le pedías un grupo que no le gustaba para picarle… cuantas risas. Manel, buen viaje, amigo. Has sido y eres muy querido.
Iba casi todos los findes y nunca se invitaba a nada
Este sábado nos, «los lasi» (literalmente y a propósito, como nos llamaba de forma única y personal) nos enteramos de esta triste noticia. GRACIAS, Manel!!! por haberte conocido. Por compartir tantos momentos, tanta MÚSICA… y entre ella, la nuestra: que disfrutaste en cada presentación de disco y por supuesto, tuvo un lugar privilegiado en el Factory.
Hasta siempre! tuyos, «los lasi»
Pues es una santa putada!!!
Los «Cazoños» hemos sido fieles al Manel durante años, décadas si me apurais. Recuerdo por el LA WOMAN a toda pelota los sábados por la noche, los imberbes RADIOHEAD en su momento o todo lo que se os ocurra para los que amábamos la música tanto como él.
Era un tipo franco, directo y gran profesional… Se nos ha ido uno de los grandes.
Descanse en paz allá donde esté.
Siempre se te tuvo en alta estima!!!
Buen viaje amigo. La distancia siempre enfría las relaciones pero fueron muchos años de cerveza diván. Confidente, amigo, profesional. Un abrazo enorme a tu familia, David, Marta y Olga (y el resto). Pon Daughter por favor!
Esa inconfundible voz y buena música.
El Factory era un imprescindible en la noche de cada sábado.
DEP Manel
Buen viaje Manel,
Donde quiera que vayas, que encuentres un espacio tan bueno como ese que creaste aquí para gente como yo. El único al que no podíamos renunciar ningún fin de semana