Continúo con el repaso a los cómics que he leído en los últimos meses que empecé en este otro post. Ahora toca el turno de Chiisakobee, El árabe del futuro, El Playboy y NonNonBa.
- Chiisakobee, de Mietarô Mochizuki
La vida de un joven japonés con una enorme barba que oculta su rostro (!) cambia de manera radical en el momento en que sus padres fallecen. A partir de entonces se verá obligado a tomar las riendas del negocio familiar de construcción, y de paso a socializar con niños, mujeres en edad fértil, vecinos o allegados de la familia a los que hasta el momento había intentado evitar.
Y llegado al final del primer tomo he decidido abandonar. No me ha parecido especialmente malo (de hecho me ha gustado bastante el dibujo limpio y preciso, e incluso tensión sexual latente en la historia prometía momentos interesantes en los siguientes tomos), pero sí que el tono general me resultaba un tanto cargante. De hecho, por momentos me recordaba a Frank (2014), la película de Lenny Abrahanson en la que el personaje que interpreta Michael Fassbender (cuyo rostro también permanece oculto, aunque esta vez bajo una aparatosa máscara) cuenta con un enorme talento para la creación musical pero no es capaz de materializar nada aprovechable debido a su incapacidad para trabajar y convivir junto a otros seres humanos. La verdad es que este tipo de historias tan hipsters sobre gente que lo tiene todo en la vida pero sigue siendo inútil perdida me tienen un poco cansadito. Así que al terminar el primer tomo dije adiós, Chiisakobee.
- El árabe del futuro, de Riad Sattouf
Otro género que me tiene un poco hartito es el de los cómics autobiográficos. De hecho, los que soléis leer este blog seguro que también estáis un poco hartitos de que comente esto mismo una y otra vez. El caso es que en ocasiones leo algún cómic de este tipo que despierta de nuevo mi interés, como es el caso de El árabe del futuro. Los dos tomos que hasta la fecha han aparecido en España repasan la infancia de Riad Sattouf en Libia y Siria durante la década de los ochenta. Me han gustado mucho: este tebeo ha quedado bien chulo, con un buen guion y un dibujo adorable; y, al retratar cómo era la vida cotidiana de estos lugares antes de que distintas guerras los hayan convertido en el infierno en la tierra, aporta una mirada inédita para la mayoría de los europeos.
Ahora espero ansioso a que se publique el tercer tomo de la serie.
- El Playboy, de Chester Brown
Más relatos autobiográficos. El canadiense Chester Brown es otro que utiliza el cómic como medio para atajar sus traumas personales, y en especial los relacionados con sus filias y sus fobias sexuales. En los últimos años ha alcanzado cierta celebridad con Pagando por ello (eds. La Cúpula, 2011), el volumen en el que relataba sus experiencias con prostitutas. Pero su nombre ya se dio a conocer a mediados de los noventa con este El Playboy, que se reeditó en España en 2016.
En este tomo Brown habla sobre las revistas porno que consumió de manera compulsiva durante su adolescencia. Se trata de un relato de inseguridades, represión, vergüenza y descubrimiento de la vida adulta a través de rituales futivos vinculados con la masturbación.
No me ha gustado que esta reedición se haya publicado en formato pequeño, con lo que el trabajo gráfico de Brown (limpio, detallista, extraordinario) queda un poco deslucido. Por lo demás, me ha parecido un cómic excelente.
- NonNonBa, de Shigeru Mizuki
He llegado tarde de narices a Shigeru Mizuki. Se trata de uno de los grandes referentes del manga de terror, que antes de fallecer en 2015 dejó miles de páginas publicadas. Un puñado de sus obras ya se han traducido al castellano, pero hasta que me he puesto con este NonNonBa (¡gracias mil, Juan y Ana!) aún no había leído con tranquilidad nada suyo.
Aquí Mizuki presenta un relato (supuestamente autobiográfico) sobre las correrías de un niño que conoce a NonNonBa, una anciana que le ayuda a desarrollar su extraña capacidad para comunicarse con todo tipo de espíritus y fantasmas. Así, a través de un dibujo no tan lejano del trazo casi-disneyano de Osamu Tezuka y de una narración empapada en realismo mágico a la japonesa, cuenta el paso a la madurez de un niño cuya vida se abre a un mundo en el que lo sobrenatural parece más amable que los horrores que impone la realidad.
Pedazo de cómic. Maravilloso.