El otoño y el invierno están viniendo muy veraniegos, pero si el cuerpo pide que te encierres en la madriguera para hibernar es complicado negarse a hacerlo. Así que últimamente he tenido bastante tiempo para leer novelas, y aquí comento algunas de las últimas cosas que han caído ante mis ojos: “Noches de cocaína”, “Nocturno de Chile”, “Una novelita lumpen”, “Un corazón tan blanco” y “Sumisión”. La verdad es que ninguno de los cinco debería ser ningún descubrimiento para quien esté un poco al día de lo que se cuece en el mundo editorial, pues son libros de autores que están un poco de moda. Y como hoy me da una pereza terrible currarme unas críticas así en plan serio, me limito a hacer unas reseñas telegramáticas.
- “Noches de cocaína”, de James G. Ballard
Ballard es mi distopista favorito. Me gustan mucho las ideas que manejaba, aunque por desgracia sus libros no siempre me enganchan. Lo bueno es que cuando escribió “Noches de cocaína” estuvo sembrado. Al menos, es la lectura suya con la que más he disfrutado. Publicada originalmente en 1996 y ambientada en una lujosísima comunidad residencial en la Costa del Sol, aquí Ballard reflexiona sobre las sombras que oscurecen las aparentemente idílicas formas de vida de los grupos más privilegiados de la sociedad, y sobre el valor del caos como factor estimulante de la felicidad. Muy bien.
- “Nocturno de Chile” y “Una novelita lumpen”, de Roberto Bolaño
Una de las cosas buenas de Roberto Bolaño es que escribió unas cuantas obras cortas que se despachan con bastante facilidad, y eso compensa que otros de sus libros sean tan larguísimos que dan miedo de solo ver lo gordo que es el lomo. De las novelas breves han caído dos últimamente.
“Nocturno de Chile” reflexiona sobre cómo se vivió en ciertos círculos de la aristocracia cultural el golpe de estado y la dictadura de Augusto Pinochet. Me resultó ligeramente denso pero interesante. Eso sí, supongo que para entender en condiciones todo lo que se cuenta en la novela hay que estar algo puesto en la estructura social y la historia de Chile, y ese no es mi caso. Así que la dejo en novela entretenida que leída en otras condiciones es posible que resulte ser muy buena.
“Una novelita lumpen” transcurre en la ciudad de Roma, donde dos hermanos adolescentes quedan huérfanos y deben buscarse la vida por sí mismos, con lo que empiezan a bordear el mundo de la delincuencia y la prostitución. Es un relato sencillito, casi una fábula punk, que habla de lo que habla sin meterse en fangales. Y además el mítico Maciste es uno de los personajes. Me ha gustado mucho.
- “Un corazón tan blanco”, de Javier Marías
Después de llevar toda la vida leyendo los elogios que la plana mayor de la crítica literaria universal le dedica al joven Marías, ya tocaba indagar a ver qué ofrecen los libros de uno de los reyes de los suplementos dominicales.
Pues este es el primero que he pillado, y lo que me he encontrado es un sopor absoluto. Todo hay que decirlo, el tío tiene habilidad para hacer maravillas con las palabras. Pero a lo largo de toda mi lectura apenas he encontrado momentos en los que sintiera que lo que leía tenía que ver algo conmigo.
Partiendo de eso, no me queda más opción que decir que Javier Marías me parece casta. Hace literatura burguesa, y además llena de rollos aristocráticos y machistas. Se tira páginas y más páginas sin hablar de nada interesante solo para dejar claro que está muy orgulloso del sonido de su voz. Hala, ya lo dije. Pasamos al siguiente.
- “Sumisión”, de Michel Houellebecq
¡El libro de la polémica!
Pues sí, el lanzamiento de la última novela de Michel Houellebecq se vio asociado a la masacre de Charlie Hebdo, así que si cabe se le dio más bombo de lo esperado. Para tomar distancia de todo ese barullo mediático he esperado a que pasara un año antes de sentarme a leer esta novela. Y, una vez terminada, he de decir que no me ha parecido especialmente provocadora dentro del contexto de la bibliografía de Houellebecq. La mayoría de los argumentos que plantea en este libro (la soledad y el aislamiento, la decadencia de la cultura europea del siglo XX, follar con putas, la vuelta a la religiosidad a través de vías distintas a las tradicionales, su odio hacia el islam) ya las ha expuesto de forma prolija a lo largo de sus libros anteriores. Pero aún así “Sumisión” ha quedado como un libro más que disfrutable, que no llega al nivel de cimas del autor como “Las partículas elementales” o “El mapa y el territorio”, pero que se encuentra muy por encima de la media de los libros que me suelen gustar.