Reflexiones sobre el Certamen de Música Joven de Cantabria

Cuando el pasado viernes se dio a conocer el nombre del ganador de la Categoría pop-rock en la edición 2014 del Certamen de Música Joven, el público presente en el Escenario Santander respondió con un silencio sepulcral. Los agraciados con el premio de 3000€ fueron los corraliegos Sinbat, que habían presentado una propuesta un tanto deficiente y sin duda inferior a la del resto de participantes. Sin embargo, a pesar de que era evidente que la decisión del jurado era injusta, nadie expresó su indignación en alto. La mayoría de la gente se encogió de hombros y se marchó murmurando entre dientes.

Veo esto como un síntoma más de que buena parte del público no se toma demasiado en serio este Certamen. Y esta es una situación que se ha ido alimentando a lo largo de varios años. Desde que yo recuerdo (vamos, desde hace algo más de una década) la mayoría de las decisiones del jurado del Certamen han desatado cierta controversia entre músicos y público. Buena parte de estas quejas no tenían demasiado fundamento, pero lo cierto es que la organización del Certamen se ha mostrado pasiva ante las críticas. De este modo, se han dejado pasar valiosas oportunidades de introducir reformas en el funcionamiento del Certamen que devolvieran a esta cita una imagen de transparencia y eficacia. Por el contrario, esa pasividad ha fomentado una serie de vicios entre los participantes y el público que finalmente han repercutido en un cierto desprestigio del Certamen.

Pienso que el Certamen es necesario para la siempre precaria escena musical de base de Cantabria, eternamente necesitada de apoyo económico y moral y de publicidad. Además, esta cita se sostiene gracias al erario público. Por eso pienso que es necesario cambiar con urgencia ciertos aspectos para que el certamen siga teniendo sentido.

  • Dar publicidad al Certamen. Hay que hacer las cosas mal para que la mayoría del público siga llamándolo Juvecant, a pesar de que hace bastantes años que el Certamen de Música Joven se desvinculó de la feria juvenil navideña. Es necesario un cambio de identidad (un rebranding, que dicen los publicistas) para que la cita vuelva a ser visible y reconocible para el público.
    Por otro lado, también se debe hacer un esfuerzo por atraer la atención de los medios de comunicación tanto por el Certamen como por sus participantes. Este año, la cobertura por parte de la prensa y la televisión de Cantabria ha sido casi nula; pero casi nula también ha sido la presencia del Certamen en los medios institucionales. Por no haber, ni siquiera se publicaron en el portal Jovenmania (la web de la Dirección General de Juventud, la entidad organizadora del evento) fichas con información sobre los finalistas.
    Por otro lado, tampoco me consta que se haya registrado el audio o el vídeo de las finales para su posterior difusión, como se hacía hace tiempo. Así que todo el esfuerzo en llevar adelante el Certamen desemboca en un resultado efímero. Nadie, aparte de los pocos cientos de personas que estuvimos presentes ahí, conocerá lo que ha sucedido. Aparte de que no habrá forma de revisar las actuaciones para comprobar si las decisiones del jurado han sido atinadas o no.
  • Aclarar las categorías. ¿Por qué está este grupo en esta categoría? Casi todos los años hay bailes de estilos que hacen que en algún momento se repita esa pregunta entre el público. En la categoría Otras tendencias del 2014 el cantautor Eyeslandic podría haber entrado sin problemas en la de pop rock, y The Bluish hacen un hard rock que haría lo propio en la de rock metal. Si se tiene en cuenta que estilos como la electrónica, el hip hop o el folk cántabro han quedado fuera a pesar de que sí hay cantera de jóvenes que lo practican, parece necesario un reajuste de las bases para que no dé la sensación de que ciertos estilos están sobrerrepresentados al mismo tiempo que hay ausencias clamorosas.
  • Reformar el sistema de premios y recompensas. En el Certamen, el ganador de cada categoría se lleva 3000€ para gastar a su conveniencia, mientras que el resto de finalistas se marchan con las manos vacías. Está claro que esta competencia es un estímulo para que los artistas se esfuercen al máximo. Pero también fomenta piques y malos rollos entre participantes.
    Hacer que las recompensas estén más repartidas ayudaría a relajar esos piques, y también a apoyar a un mayor número de artistas. Por otro lado, añadir ciertas exigencias a los ganadores (dar algunos conciertos, comprometerse a dar una cierta continuidad al proyecto musical o invertir al menos parte del premio en la carrera del premiado) evitaría la entrada de advenedizos y aprovechados al concurso.
  • Cambio de actitud entre los participantes. Hace tiempo que entre los músicos cántabros se utiliza la expresión “hacerse un Juvecant” para referirse a los proyectos de músicos (generalmente profesionales o semiprofesionales) creados ad hoc para presentarse al certamen. Vamos, grupos que no tienen vida fuera del local ni antes ni después del certamen, sino que su única finalidad es la de pillar los 3000€ del premio. Hay veces que eso es descarado, y no solo perjudica a la imagen de los que lo hacen (cosa que por lo general se la trae un poco floja) sino también a la de todo el Certamen, que parece apartarse de la escena real de Cantabria para prestar su apoyo a una escena paralela, irreal, integrada por proyectos virtuales de vida efímera.
    Por otro lado hay músicos a los que año tras año se les ve sobre el escenario durante las finales, con el mismo proyecto o con otros distintos. Incluso hay quienes participan en un mismo año en varias categorías distintas: este mismo año se ha visto a uno de los ganadores en la categoría Otras Tendencias aparecer al día siguiente tocando en otro de los grupos de Pop rock. Pienso que no estaría de más limitar estas ubicuidades para ayudar a la entrada de sangre nueva. Que por algo es un Certamen de Música Joven, no un encuentro de músicos profesionales.
  • Participación de la propia escena. Cada vez son menos los participantes de ediciones anteriores que asisten como público a las finales. Y muchos finalistas actuales no tienen ni idea ni de quiénes fueron ni de cómo sonaban los ganadores de años anteriores. Creo que sería bastante positivo que la organización tratara hacer del Certamen un punto de encuentro entre músicos músicos noveles y veteranos. Y también lo sería que los músicos pusieran algo de su parte para que esto fuera así.

Por supuesto que no todo es malo. Si el festival se sigue celebrando y todavía atrae cierta atención del público es porque parte de la organización se sigue volcando en trabajar de forma desinteresada, y porque aún hay bandas que participan con deportividad y compañerismo, que saben perder y también saben ganar. Pero si no se toman medidas rápidas preveo que todo el trabajo y las buenas intenciones van a terminar en el cubo de la basura. Y, por desgracia, la manifiesta falta de iniciativa por parte de los actuales responsables de la Dirección General de Igualdad, Mujer y Juventud del Gobierno de Cantabria hace prever un futuro bastante negro para el Certamen.

2 comentarios en “Reflexiones sobre el Certamen de Música Joven de Cantabria

  1. El certamen en si hace tiempo que efectivamente no tiene el mayor interés. Lo de este año en la categoría de pop-rock fue una traca de tal calibre que incluso hay quienes hablan de pucherazo, cosa que quiero creer que no es cierta pero que así como otras ediciones no me han parecido más que habladurías, en esta última tengo ciertas dudas.

    Personalmente, creo que este tema de los concursos es directamente algo que no fomenta nada, que bien podrían invertirse esos 9.000€ que se reparten en premios en montar pequeños conciertos por la ciudad donde las bandas puedan tener su espacio y crear una verdadera base sobre la que desarrollar la cooperación entre bandas y colectivos culturales. El ejemplo lo ponen iniciativas como Campamento Base o asociaciones como Industrias Portugal en Torrelavega, gente realmente interesada en fomentar una escena de manera completamente altruista y que da gusto ver como se desarrolla desde su propia base.

    Pero claro, para eso hace falta pensar en el contenido y no tanto en el envoltorio, y los organismos públicos de Santander son especialistas en forrar paquetes vacíos. Con un papel precioso, eso si…

  2. No sé si debo expresarme ya que soy parte afectada por la decisión del jurado pero no puedo evitar hacer algún comentario. Solo puedo hablar del Certamen en la categoría Pop Rock pues es la única a la que asistí.
    De los cuatro participantes del viernes me parece que sobran los que hicieron un pase tipo Operación Triunfo que aunque eran unos buenos profesionales tengo que decir que este certamen no era el suyo. Solo había que ver la cara de pavor de los asistentes para entenderlo. En cambio la chica que abrió me gustó mucho. Ixelles. Incluso me pareció que podría ser una digna ganadora del certamen. Sonaron muy bien. Me decepcionaron un poco cuando me enteré que la canción que más me había gustado era una versión de Olé Olé, algo que estaba permitido pero que no cabe duda que desmerece un poco si el bolo solo dura 20 minutos. De los ganadores SinBat de los Corrales hay que destacar que tienen un numeroso grupo de seguidores fieles, un autobús. Los chicos, no cabe duda que demostraron desparpajo y atrevimiento pero……poco más. Mejor dicho nada más. Me parecieron un corta y pega de numerosos grupos del país. Y en relación al pase de Juan Díaz-Terán soy parte afectada pues soy su padre o sea que no puedo ser muy objetivo…..pero algo sí.
    El año anterior Juan asistió y estuvo justamente derrotado por Repion. Cuando ves calidad y humildad pues solo puedes felicitarlos y disfrutar con su música. Entre bastidores nos comentaron que había estado muy justo el veredicto pero nosotros nos fuimos contentos pues nos pareció que era justo el ganador. Este año parecía que pintaba bien. Juan había mejorado dos de los temas del año pasado y otros dos eran nuevos, y quizá eran mejores que los anteriores. La banda estaba más hecha y después de varios problemas y deserciones de baterías Raúl decidió unirse para echar una mano. Bien es verdad que juntos y con el nuevo batería habían ensayado solo 4 veces pero en el certamen sonaron bien, muy bien. No voy a decir más que tengo las canciones grabadas, sin subir a youtube, y que si alguien quiere oírlas podría. Su pase fue muy superior al resto. Estuvo lleno de pop y de rock con toques blueseros de muchos quilates.Juan se marco un par de «solos» de esos que te tocan el corazón.
    Hay gente que piensa que ha habido una mano negra, que hay mar de fondo. Prefiero pensar que ha habido un error….y errores los cometemos todos. Esto solo le puede dar a Juan más ganas de luchar y currar. La vida está llena de injusticias y sin sabores y esto para él no ha hecho más que empezar.
    Ánimo Juan ! Estoy seguro que esta mala ola no va a poder contigo.

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