Algunos discos de Mark Kozelek

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Como ya anuncié, hoy toca comentar algunos discos de Mark Kozelek. No he podido escuchar con detenimiento todo lo que ha publicado, así que estos no son más que los cinco a los que he prestado más atención. Que, por otro lado, son cinco discos magníficos.

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Red House Painters (1992)

Este es el disco sin título, aunque a veces se le llama “I” o “el de la montaña rusa” por la foto de la portada que le diferencia de ”II” o “el del puente” que Red House Painters publicaron ese mismo año, también sin título. Si hay un corte que resume el contenido del álbum ese es “Katy Song”: una catedral de sonido de doce minutos de duración que bien puede ser una de las canciones más desoladoras de la historia. En ella, Kozelek se enfrenta a la impotencia de no ser capaz de afrontar todas las deudas sin saldar que han quedado tras una ruptura amorosa con la citada Katy. El tema arranca con un ritmo comatoso que avanza a lo que parece que será un crescendo, pero este nunca llega a estallar, sino que la canción se pierde en un bucle infinito del que no hay escapatoria.

Pero el resto del disco es igualmente espléndido. Lucen con el mismo brillo cortes como Grace Cathedral Park”, “Dragonflies”, “Take Me Out o, mis preferidas del disco, las dos versiones de Mistress. Esta colección de canciones supone un hito dentro del género del slowcore, y también de toda la música que se grabó en la década de los noventa. Pero además parece una hoja de ruta en la que ya están marcadas muchas de las líneas que seguirá la música de Kozelek: un sonido que parece golpear desde ese lugar de la memoria lleno de arrepentimiento y rencor en el que permanecen vivos todos los errores cometidos y las derrotas sufridas.

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Mark Kozelek -What’s Next to the Moon (2001)

Kozelek se tiró a hacer un disco de versiones de AC DC, él solo con su guitarra acústica. Versiones, eso sí, llevadas a su terreno. Así es como Rock’n’roll Singer o If You Want Blood suenan terriblemente introspectivas, What’s Next to the Moon se convierte en un blues melancólico, Walk All Over You en un folk amargo, You Ain’t Got a Hold On Me se baña de una dulzura casi pop… En general le salió un LP delicioso, que además sirve para recordar que, a pesar dela voluntad radical de mucha de la música de Kozelek, él mismo se siente arraigado en la tradición del rock clásico.

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Sun Kil Moon – April (2008)

El tercer disco de Sun Kil Moon se mantiene fiel a lo que Kozelek llevaba años haciendo: poner ritmos sedados, voz serena y largos desarrollos al servicio de su enorme habilidad como compositor. Así que, claro, una vez más salió una colección de canciones sobresalientes.

Por cierto, el décimo corte del disco se titula Tonight in Bilbao y trata sobre el recuerdo de una tía con la que parece que se lió después de un concierto en esa ciudad. Las referencias autobiográficas son una constante en las letras de Kozelek, lo cual siempre añade un extra de profundidad a la tristeza de sus historias.

Este fue el disco con el que me reencontré con este señor después de algunos años en los que perdí la pista a las novedades que iba publicando. De todas formas, el tono monolítico y gélido hace que sea el que a día de hoy me resulta más duro de escuchar.

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Sun Kil Moon – Admiral Fell Promises (2010)

Aquí Kozelek dio un sorprendente giro a su sonido al dejar de lado la electricidad y los músicos de acompañamiento y presentarse solo con un guitarra española. La raíz de “Admiral…” se nutre tanto del folk norteamericano como de Andrés Segovia. Así que la música se ve bañada de una nueva luz y adquiere un sorprendente dinamismo, a pesar de que siga anclada en un océano de tristeza.

Reconozco que la primera vez que escuché este álbum me resultó extraño porque no terminaba de encontrar las conexiones con lo que había escuchado de Kozelek hasta la fecha. A día de hoy no suelen pasar muchas semanas sin que no vuelva a ponerlo. Es un disco maravilloso.

Benji

Sun Kil Moon – Benji (2014)

Atención: esta portada tiene más colores además del sepia y el blanco y negro de prácticamente toda la discografía anterior de Kozelek. Decir que esto es un síntoma de cambio en su música no deja de ser algo frívolo; en cualquier caso, el sonido aquí es menos monolítico que de costumbre. Por la variedad de sonidos casi se podría decir que hace un repaso a las distintas direcciones que ha tomado Kozelek en los discos que he ido comentando. El arpegio infinito de Carissa recuerda a los viejos Red House Painters, al igual que los coros fantasmagóricos de Richard Ramirez Died Today of Natural Causes; la guitarra de I Watched the Film the Song Remains the Same parece sacada de las sesiones de “Admiral Fell Promises”, a la vez que el homenaje a Led Zeppelin recuerda al que hizo a AC DC en “What’s Next to the Moon”… aunque también hay sitio para picotear de nuevos platos: los arreglos soul de Ben’s My Friend recuerdan a Lambchop, y I Love My Dad” parece un guiño irónico al AOR.

El tono autobiográfico puede que aquí aparezca de forma más descarnada que nunca. Casi todas las canciones hacen referencia a su familia (habla abiertamente de los recuerdos que guarda de su madre, de su padre, de su abuela o de su prima Carissa), con sus amigos y también con sus antiguas novias y sus grouppies. Bonitas historias de la infancia se mezclan con relatos de crímenes terribles (desde Jim Wise, el amigo de su padre que mató a su mujer, a auténticos serial killers como Richard Ramirez, James Huberty o Anders Breivik). Parece que Kozelek siente que se hace viejo (“I don’t like this getting older stuff / Having to pee fifty times a day is bad enough / Got a nagging prostate and I got a bad back / When I fuck too much I feel like I’m gonna have a heart attack”, canta en “Richard Ramírez…”) y ve que es hora de ir saldando las cuentas pendientes. En fin, que aquí hay mucha nostalgia, que a veces resulta dolorosa y a veces terriblemente tierna.

Yo ya he perdido la cuenta de las veces que he podido poner ya “Benji”. Y cada vez lo encuentro más emocionante. Es un disco excepcional.

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